viernes, 28 de junio de 2013

Dinosaurio

El dinosaurio ya no está aquí: murió entre rejas, orgulloso de haber salvado a la jungla.
Jamás emitió un sonido acerca de los hombres y mujeres que había devorado ni de los niños que había robado.
Se fue hasta el hoyo con todos sus secretos.
Los sobrevivientes cantan “videlitas” para que se pudra en el infierno. Porque todavía tienen miedo de despertar.

Foto: El dinosaurio ya no está aquí: murió entre rejas, orgulloso de haber salvado a la jungla.
Jamás emitió un sonido acerca de los hombres y mujeres que había devorado ni de los niños que había robado.
Se fue hasta el hoyo con todos sus secretos.
Los sobrevivientes cantan “videlitas” para que se pudra en el infierno. Porque todavía tienen miedo de despertar.

miércoles, 26 de junio de 2013

BIENVENIDA - DESPEDIDA

I
Hola guerrero.
Desde la cima te diviso
te veo llegar
cuerpo de sol
piernas de luz
volcán de lluvia.
Te espero
húmeda como la hierba
flor sin fecundar.
Tuya.
II
La vida devino muerte
la carcajada silencio
el vino de las tinajas
veneno en el lodazal.

Adiós, amor.

Foto: I
Hola guerrero.
Desde la cima te diviso
te veo llegar
cuerpo de sol
piernas de luz
volcán de lluvia.
Te espero
húmeda como la hierba
flor sin fecundar.
Tuya.
II
La vida devino muerte
la carcajada silencio
el vino de las tinajas
veneno en el lodazal.
Adiós, amor.

lunes, 24 de junio de 2013

ACHAQUE


Hoy es lunes.
Estoy en Buenos Aires
y ni siquiera la ciudad me excita.
Tengo un frío inusual, desconocido.
Un frío triste, estúpido.
Las hiedras del domingo
me rodean el cuello.
Es la vigilia.
Pero no puedo culpar
a un simple día.
No es un día.
Son los años hirviendo en el caldero:
errores cometidos
falsos conceptos
juicios apresurados
amores desmedidos
mentiras ignoradas.
No es un día, ni lunes ni domingo.
Es la vida, ese achaque
que a veces dura tanto.
Pero aprendí,
no voy a caer en la trampa.
La vida puede ser también
un manantial de furia
o un volcán de placer.
O una pregunta
que nadie sabe contestar.

©Olga Liliana Reinoso                                         

viernes, 21 de junio de 2013

PIEDAD



El invierno es un preso político
un condenado a muerte
un desahuciado.
Un nadie que deambula
sin ropa
sin zapatos
sin colores.
Hablan pestes de él
los presidentes
los ministros
los chicos
los abuelos.
Se quejan las maestras
los alumnos
el barrendero
las amas de casa.
Y él solo cumple su deber
completa el ciclo
pero la Corte lo declaró culpable.
Nadie ve más allá de su gesto
a nadie se le ocurre
decirle buenos días;
gracias a vos mis horas van a ser más templadas
alrededor del fuego de las historias.
El abrazo apretado
el plato humeante.
Gracias a vos mi casa
será el lugar deseado.
Bajo un par de frazadas
Eros hará un incendio
de besos abrigados
y palabras ardientes.

El invierno es un manso recreo
para pensar, para mirar con los ojos cerrados
y ver  la vida desde otra perspectiva.
Asomarse a los vidrios empañados
para pintar huidizos corazones.
Mirar los árboles desnudos
y agradecer que el techo cobija nuestras ramas.Foto: PIEDAD

El invierno es un preso político
un condenado a muerte
un desahuciado.
Un nadie que deambula
sin ropa
sin zapatos
sin colores.
Hablan pestes de él
los presidentes
los ministros
los chicos
los abuelos.
Se quejan las maestras
los alumnos
el barrendero
las amas de casa.
Y él solo cumple su deber
completa el ciclo
pero la Corte lo declaró culpable.
Nadie ve más allá de su gesto
a nadie se le ocurre
decirle buenos días;
gracias a vos mis horas van a ser más templadas
alrededor del fuego de las historias.
El abrazo apretado
el plato humeante.
Gracias a vos mi casa
será el lugar deseado.
Bajo un par de frazadas
Eros hará un incendio
de besos abrigados
y palabras ardientes.
 
El invierno es un manso recreo
para pensar, para mirar con los ojos cerrados
y ver  la vida desde otra perspectiva.
Asomarse a los vidrios empañados
para pintar huidizos corazones.
Mirar los árboles desnudos
y agradecer que el techo cobija nuestras ramas.
 
El invierno es el tiempo de guarecer semillas
para que exploten con la primavera.
No hay primavera si no existe invierno.
 
Tengámosle piedad:
es un obrero que cumple a rajatabla su tarea
para después gozar el reverdeo
la sutil brevedad de los rosales
y el tibio amanecer que nos madruga.
 
Seamos justos: necesitamos el invierno.
 
©Olga Liliana Reinoso

El invierno es el tiempo de guarecer semillas
para que exploten con la primavera.
No hay primavera si no existe invierno.

Tengámosle piedad:
es un obrero que cumple a rajatabla su tarea
para después gozar el reverdeo
la sutil brevedad de los rosales
y el tibio amanecer que nos madruga.

Seamos justos: necesitamos el invierno.

©Olga Liliana Reinoso


domingo, 9 de junio de 2013

¿POR QUÉ VOLVISTE?


ebrias melodíasFoto: La luna sigilosa
la misma luna verde que te espía
vendrá a contarme tu llanto silencioso
y esa empecinada soledad en la que navegas.
Vos nunca lo dirás.
Dejarás que me muerda la pena,
las ganas, el beso.
Pero por qué volviste
con mensajes cifrados
en la roca de mis pensamientos.
Por qué tu mano inmensa
me acaparó la risa
y la colgaste al sol
para verla volar.
Sé que mi risa embellece 
tu solitario atardecer de hombre
que suicidó el deseo
para que no duela.
Mentiras, malditas mentiras.
Nada es más desesperante que la ausencia.
Y yo acumulo nubes vespertinas 
para bocetar tu almohada
donde reposas imposibles y agitados sueños.
Tu boca danza sobre mi piel turgente
y tus dedos de artesano
van girando la arcilla pecadora
de mi reptar en celo
sobre la arquitectura
horizontal  y erecta
de tu cuerpo malherido y bienamado.
Mi lengua cicatriza tu vacío
las llamas del adiós que vuelve
como un fantasma irredento
que atraviesa viejas lunas
hasta desnudar esta  luna nupcial
que nos bendice y nos viola con sus rayos
de cristal y maleficio.
Vos sabés que yo espero las doce campanadas
para que resucites en mis brazos.
El alba me cubre con su manto
porque cada noche sin vos
celebro muertes blancas
ebrias melodías
un trasplante de corazón 
entre las perfumadas hierbas del silencio.
Sonreí, por favor, que tengo frío
desde que me dejaste a la intemperie
de tus crípticas palabras
oscuras como besos de vampiros.
La luna eyacula  tu sabor sobre mi sangre
y quedo embarazada de impotencia
con un niño que gime su locura
y vomita tus genes 
mientras yo me desangro en el abrazo 
de una maternidad que me devora.
Devolveme la luna almidonada
huye del vericueto de mi mente
sino quieres morir en este orgasmo
que tanto merecemos.

La luna sigilosa
la misma luna verde que te espía
vendrá a contarme tu llanto silencioso
y esa empecinada soledad en la que navegas.
Vos nunca lo dirás.
Dejarás que me muerda la pena,
las ganas, el beso.
Pero por qué volviste
con mensajes cifrados
en la roca de mis pensamientos.
Por qué tu mano inmensa
me acaparó la risa
y la colgaste al sol
para verla volar.
Sé que mi risa embellece
tu solitario atardecer de hombre
que suicidó el deseo
para que no duela.
Mentiras, malditas mentiras.
Nada es más desesperante que la ausencia.
Y yo acumulo nubes vespertinas
para bocetar tu almohada
donde reposas imposibles y agitados sueños.
Tu boca danza sobre mi piel turgente
y tus dedos de artesano
van girando la arcilla pecadora
de mi reptar en celo
sobre la arquitectura
horizontal  y erecta
de tu cuerpo malherido y bienamado.
Mi lengua cicatriza tu vacío
las llamas del adiós que vuelve
como un fantasma irredento
que atraviesa viejas lunas
hasta desnudar esta  luna nupcial
que nos bendice y nos viola con sus rayos
de cristal y maleficio.
Vos sabés que yo espero las doce campanadas
para que resucites en mis brazos.
El alba me cubre con su manto
porque cada noche sin vos
celebro muertes blancas
un trasplante de corazón
entre las perfumadas hierbas del silencio.
Sonreí, por favor, que tengo frío
desde que me dejaste a la intemperie
de tus crípticas palabras
oscuras como besos de vampiros.
La luna eyacula  tu sabor sobre mi sangre
y quedo embarazada de impotencia
con un niño que gime su locura
y vomita tus genes
mientras yo me desangro en el abrazo
de una maternidad que me devora.
Devolveme la luna almidonada
huye del vericueto de mi mente
sino quieres morir en este orgasmo

que tanto merecemos.




sábado, 8 de junio de 2013

Va la pena

He aquí que regreso por los viejos caminos.
«Memorias infantiles
me acompañan,
y abuelos que sonrién
y un suicida
y un monte legendario.

(La memoria me engaña, lo abuelos
ostentan una máscara
para ocultar sus lágrimas;
el suicida que nombro
soy yo mismo,
y el monte clava espinas,
no es leyenda)

Una triste calandria
canta a menudo el sino:
Campesinos que vienen desde lejos
por el azul
misterio de las aguas
y siembran un desierto.

Sobre el desierto crecen
soledades,
pesadumbres del tiempo,
equívocos de amor,
vana amargura,
accidentes del sexo
y la pobreza...

Soledad
prolongándose 
en los nombres
de la insatisfacción
y la vergüenza:

Cifras mentidas,
cruces
estropajos,
y el viejo sueño largo de la arena
para sufrir la seca.

He aquí que regreso por los viejos caminos cargado de impotencias:

Arriba están los astros y los vientos de la pura inclemencia

Abajo va la pena...

(Pág 14 Tierra escrita (Poesiacuento) Certamen de literatura "Vivir en Democracia con justicia social" III. Año 1988

domingo, 2 de junio de 2013

La que camina descalza


                         Foto: Ella camina descalza
con los pies ensangrentados
camina a ciegas
sin ver cómo la miran
camina en harapos
o en carne viva.
No sospecha que hay miradas vigilantes
en cada movimiento
de sus ojos de asfalto.
Que la luna maltrecha
de su boca de otoño
es un jirón del viento
un ceibo, una nostalgia.
Que su olor de alhucema
altera las hormonas
y su piel de afrodita
manuscribe poemas.


Gitana, diabla, bruja
santa, virgen o madre
su sexo es un secreto
que todos temen.
Y ella sigue, descalza
desnuda, desolada
sonámbula y borracha
drogada y luminosa.

Su pelo es una lluvia
de caricia y espanto
y los hombres de niebla
la pueblan de fantasmas.
Vuela la mujer pájaro
descalza e inconsciente
llora púrpura y lenta
y por sus brazos crecen
ensortijadas ramas
que ahorcan su cintura
y una flor de intramuros
se deshoja en sus manos.


Descalza, deshojada
desanda sus andares
su belleza que aterra
hierve chispas de sangre.
De los cuentos se escapa
un príncipe borracho
zapatos de cristales
unta en sus pies sin huellas.
Y la besa en la boca
con el último aliento.
Su cuerpo de alerce
se estremece y se cierra.

Con zapatos no es nadie.

©Olga Liliana Reinoso

Ella camina descalza
con los pies ensangrentados
camina a ciegas
sin ver cómo la miran
camina en harapos
o en carne viva.
No sospecha que hay miradas vigilantes
en cada movimiento
de sus ojos de asfalto.
Que la luna maltrecha
de su boca de otoño
es un jirón del viento
un ceibo, una nostalgia.
Que su olor de alhucema
altera las hormonas
y su piel de afrodita
manuscribe poemas.


Gitana, diabla, bruja
santa, virgen o madre
su sexo es un secreto
que todos temen.
Y ella sigue, descalza
desnuda, desolada
sonámbula y borracha
drogada y luminosa.

Su pelo es una lluvia
de caricia y espanto
y los hombres de niebla
la pueblan de fantasmas.
Vuela la mujer pájaro
descalza e inconsciente
llora púrpura y lenta
y por sus brazos crecen
ensortijadas ramas
que ahorcan su cintura
y una flor de intramuros
se deshoja en sus manos.


Descalza, deshojada
desanda sus andares
su belleza que aterra
hierve chispas de sangre.
De los cuentos se escapa
un príncipe borracho
zapatos de cristales
unta en sus pies sin huellas.
Y la besa en la boca
con el último aliento.
Su cuerpo de alerce
se estremece y se cierra.

Con zapatos no es nadie.


©Olga Liliana Reinoso