EL DESVELADO
Desde anoche, mejor, desde la tardecita de ayer que ando
desvelado. No, qué va a ser por el bicentenario. Eso lo miré en la tele y me
fui a dormir.
Lo que no me cierra es esto del desvelo. ¿Qué es el desvelo?
¿Dónde queda? ¿Para qué se juntan ahí? ¿Quiénes se juntan? ¿Qué estarán
complotando? ¿Será la cotraindependencia? ¿O será el libertinaje?
Eso es lo que me tiene desvelado.
La señora es clienta nuestra, docente jubilada, escritora,
muy simpática, pero siempre seria, correcta. Nada de cosas raras.
Hasta hoy: “Lléveme al desvelo en la 24 al 2500”.
¿Qué? Se termina Pico, esos son los arrabales, los
andurriales, el borde, el margen… Y está por oscurecer. ¿Quién va a un lugar
llamado desvelo mientras la noche se apea en un feriado puente víspera del
bicentenario de la independencia, con un poncho rojo encima y aduciendo que “es
la primera vez”, “que no tiene idea”. “Que son cuentos a la carta de Pajaritos
en la cabeza”.
¿Me habrá visto la cara? Me parece que acá hay gato
encerrado. ¡Y con relaciones!
La operadora grita desde la radio: ¡¡¡En la guía no está!!!
¿Será que a la jovatela se le dio por revolear el moño con
esto de la independencia y me pone en aprietos a mí, que soy un hombre casado?
Ahí está whatsapendo con las “amigas” para que le den
referencias. Prontuario tendrían que darle. Pero bueno, quién soy yo para
meterme en la vida de nadie si después de todo me paga el viaje y encima me da
la primicia de dónde queda el desvelo.
Parece que estamos llegando, ahí bajan otros escritores y
andan los periodistas de Corpico. Hay que tener coraje.
De afuera no se ve nada raro, bah, no se ve.
Y siguen entrando muy contentos. Yo me voy a seguir
averiguando hasta que se me pase el desvelo.
Última duda: jamás pidió un remis para volver. ¿Quién la
trajo? ¿O se quedó a vivir en el Desvelo, desvelada y descocada? Más quisiera…