Querido Papá Noel:
Te escribo esta carta con un lápiz rojo de mi hijo, en el dorso de un recibo, sentada al lado del lavaropas entre un lavado y otro, y quién sabe cuándo volveré a tener un poco de tiempo libre en los próximos 18 años.
He sido una buena madre durante todo el año. He alimentado, lavado y cuidado a mis hijos cada vez que lo han necesitado. He visitado al pediatra muchas más veces de lo que he visitado a mi propio médico. He vendido sesenta y dos cajas de barritas de chocolate para juntar la plata para plantar un árbol que dé sombra en el patio de la escuela. Pensaba que quizás, visto que no te he pedido nunca nada, esta Navidad podrías traerme algunas cositas.
Aquí tienes mis deseos: Me gustarían un par de piernas nuevas que no dolieran (cualquier color va bien menos el morado, de esas ya tengo) y unos brazos que resistieran y fueran lo suficientemente fuertes como para sacar a mi hijo del estante de las golosinas, mientras hace un berrinche en medio del supermercado.
También quisiera una cintura, ya que en algún lado perdí la que tenía, hacia el séptimo mes de mi último embarazo. También me gustarían unas ventanas resistentes a las huellas, una radio que sólo ponga música para adultos, una televisión que no tenga solo programas de animales que hablan, y un rinconcito secreto detrás de la heladera donde poderme esconder para hablar por teléfono.
En el aspecto práctico, quisiera una muñeca que hable y diga, 'Sí, Mamá' para ayudarme en mi autoestima como madre, junto con dos niños que no peleen, y tres pares de jeans que se abrochen sin necesidad de tanta fuerza.
También me gustaría una grabación de monjes tibetanos cantando 'No comer en el living" y 'Sacale las manos de encima a tu hermano' ya que mi voz parece estar fuera del alcance auditivo de mis hijos y puede ser escuchada solo por el perro.
Sería maravilloso si hicieras que mis hijos ayudaran en casa sin necesidad de pedir algo a cambio ni de tener que repetirlo tantas veces al día.
Si fuera tarde para encontrar todo esto, quisiera al menos el tiempo suficiente para cepillarme los dientes y peinarme (todo en la misma mañana), o el lujo de sentarme y comer la comida caliente, no a temperatura ambiente, sin que tenga que comerla del mismo Tupperware.
¿Sería demasiado pedir que pudiéramos llamar 'verduras' a la salsa de tomate?Me ayudaría a tener la conciencia en paz.
Bueno, Papá Noel, la alarma del lavaropas me indica que ha terminado su ciclo y mi hijo se ha dado cuenta de que estoy aquí encerrada. Creo que quiere que le devuelva su lápiz.
Que tengas un buen viaje y acordate de sacarte tus botas húmedas antes de entrar. Podés comerte las galletitas que te dejamos en la mesa, pero cuidado con hacer migas en la alfombra.
Con cariño...
MAMÁ!!
P.D. Ah!... otra cosa, puedes anular todos mis deseos con tal de que hagas que mis hijos crezcan felices, sanos y se conviertan en personas de bien.
*Papá Noel pidió que esta carta fuera enviada a todas las mamás que conoces.
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Bienvenida. Te deseo mucha suerte.