martes, 28 de agosto de 2012

ROMANCE I


ROMANCE I

Allí, con sus tardes blondas
Tierra de las nomeolvides
era un junco que danzaba
mi antigua cintura triste.
Fetal, fatal inocencia
recuerdo níveas pasiones
sobre el césped de la vida
mis primeros pasos torpes.
En la aorta de la risa
tengo un sendero brumoso
y en el dintel de la noche
 un rubor de besos locos.
Pinta el oleaje del tiempo
Un paisaje en mi mirada
para amanecer más alto
escalera  junto al alba.
Tímidos pero atrevidos
se aletargaron mis trazos
y una adultez indeseada
me dio la copa y el trago.
Si así como yo te veo
tus lindos ojos me vieran
sabrías que es una farsa
esta inhóspita manera.
Entre cándidos malvones
quedó mi esencia en el patio
sin concordar con tus notas
este sueño, el sueño mío.
Como una canción ignota
la música desafina
es la droga alucinante
de sones que no armonizan.
Quién bifurcó nuestra espera
quién  parió la encrucijada
quién me partió en mil pedazos
quién tuvo la idea malsana.
Perdedores irredentos-
sólo hechiceros sin fama
con odio a galope brioso
fraguaron esta patraña.
Debo aprender a callarme
a ignorar tu voz hiriente
para salvar los amores
que nacieron en mi vientre.
Esta violencia insaciable
esconde oscuros motivos
y niega muchas verdades
en su ciego desatino.
Te busco con mi silencio
no te conozco, te extraño
por tus crueles distorsiones
sólo” nos une el espanto”.*
Los árboles de la infancia
ojalá crecieran juntos
para acariciarte, tierna,
 a la sombra de los tuyos.
De tu río malherido
has perdido el viejo cauce
y tus tenues mariposas
quieren devolverle el auge.
Y así, como fue al principio
vos creerás mi palabra
sin el escozor del tiempo
refugiándote en mi falda.

©Olga Liliana Reinoso



·         No nos une el amor, sino el espanto
será por eso que la quiero tanto. Jorge Luis Borges

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