25 de Mayo.
Bicentenario de la
Revolución patria.
(Décimas alusivas.)
Relojeando el almanaque
para mirar los feriados,
que por estar colorados
alegran el calendario;
vi que el doble centenario
se celebra el veinticinco,
el corazón me dio un brinco
al evocar esa gesta,
y pensé que la ocasión,
bien se merece una fiesta.
Y recordé aquellos hombres
que en las láminas estaban,
y ni bolilla le daban
a la lluvia persistente,
se amontonaba la gente
y firmes con el paraguas,
se protegían del agua
que diluviaba a roletes:
hoy todo se arreglaría
organizando un piquete.
Andaba el patriota French
y su amigo, un tal Berutti,
regalándoles a “tutis”
cintas celestes y blancas,
con un nudo en la garganta
ahogado por la emoción,
asomándose al balcón
en medio del desconcierto
dijo un revolucionario:
“queremos cabildo abierto”.
Porfiáu, Baltazar Cisneros
no les quería dar pelota,
se vinieron en patota
Saavedra y otros muchachos,
lo mandaron al “ caracho”
al enconado virrey,
y decretaron la ley
en forma unida y conjunta,
y allí quedó conformada
por fin la primera junta.
Saavedra, Paso y Moreno,
encabezaron la lista,
entraron pidiendo pista
para arreglar el balurdo,
tener virrey era absurdo
habiendo tantos criollos
que entendían el meollo
de semejante cuestión;
ya que el rey estaba preso,
en manos de Napoleón.
Pero….argentinos al fin…..
empezaron las discordias,
comenzó a girar la noria
de apetencias personales,
unos eran radicales
en su forma de pensar,
otros, pa diferenciar,
eran más conservadores,
que Saavedra…..que Moreno…..
y allí empezó el “ tole-tole”.
Vinieron los desencuentros
con gente del interior,
para evitar el clamor,
fuertes medidas tomaron,
a todos los fusilaron,
para apaciguar la cosa,
no eran pétalos de rosas,
lo que se andaban tirando,
y ya de entrada nomás:
se conformaron dos bandos.
Y pasaron unos años,
siempre como perro y gato,
vino el primer triunvirato,
y después vino el segundo,
con todo el dolor del mundo,
en mil ochocientos trece,
el gobierno languidece,
vino una gran asamblea:
pusieron un directorio,
a apaciguar la pelea.
Empezó a tallar entonces
la logia de un tal Lautaro,
donde muchos se anotaron
para manotear un cargo,
pero primó, sin embargo,
el tino y la discreción,
se vinieron en montón,
pero alguien les paró el carro,
y al cortarles bien el pasmo
en el molde se quedaron.
Se dictaron muchas leyes,
pa bien de toda la gente,
se dictó la ley de vientres…..
se abolió la esclavitud….
que era una gran multitud,
y los negros de contentos,
crearon el movimiento
del locro y la carbonada,
que fueron los precursores
del chorizo y la empanada.
Se quemaron en la plaza
instrumentos de tortura,
y a los mismísimos curas,
se les llamó la atención,
porque ya la inquisición
andaba por estos pagos,
y aunque no hicieron estragos,
como hicieron en Europa:
por las dudas los frenaron,
para que cuiden la ropa.
Así fue, a grandes rasgos,
que conformaron la historia,
muchos sabrán de memoria
como se fue manejando,
con intereses rondando
que impedían gobernar,
y sin poder explicar
la causa del retroceso:
entre propios y extranjeros
se querían llevar el queso.
Belgrano pal lau del norte,
San Martin en San Lorenzo,
fueron cubriendo un extenso
período de la historia,
ellos soñaron la gloria
para una nación futura,
siguieron con la aventura
de forjar la patria grande,
y corrieron a los “godos”
a poncho, caballo y sangre.
Pero el gobierno temblaba,
por distintas circunstancias,
y por suavizar sus ansias
muchos andaban calientes,
querían un presidente,
pensaron en Rivadavia,
y aunque con no poca rabia
de algunos, lo consiguieron,
este se trajo un sillón:
nunca se lo devolvieron.
Y de ahí para adelante
vinieron los avatares,
unitarios….federales…..
Urquiza…don Juan Manuel….
muchos pensaron en él
como el gran restaurador,
pero subía el clamor
acusando a la “mazorca”:
por cualquier desavenencia
te mandaban a la horca.
Entró a tallar, como siempre,
el amigo don dinero,
y los grandes estancieros
manotearon el poder,
otros, sin saber que hacer,
de la noche a la mañana,
y con una ley de aduana
que tecleando los dejó:
tuvieron que hacerse amigos
de la divisa punzó.
Bueno, de ahí, hasta estos días,
la cosa es más conocida,
y la nación, dividida,
siempre anduvo a los ponchazos,
si alguien por sacarse el lazo
a otro quiere echar la culpa,
que se olvide la disculpa
y acepte con dignidad:
que todos fuimos culpables
de tanta calamidad.
Vinieron tiempos fuleros,
tiempos de paz y de guerra,
y del sálvese quien pueda
muchos hicieron un fin,
del uno al otro confín
del territorio argentino,
hubo buenos y ladinos,
hubo hijos y entenados,:
gane Juan o gane Pedro,
siempre caían parados.
Después vino un presidente,
al tiempito vino otro……
todos pensando en “ nosotros”,
nadie tiene duda de eso,
se masticaron el queso;
¡no dejaron ni el palito.!
y de un “debe” chiquitito,
nos hicieron un cuentón,
y decretar una “ urgencia”
fue la mejor solución.
Pero yo no quiero hablar,
de políticos problemas,
sabemos que de ese tema,
somos culpables nosotros,
¿porqué no elegimos otros
si lo que hay no nos gusta..?
sería una cosa justa
que cuando a votar nos metan,
elijamos al mejor,
no al que nos da la “cometa”.
Y así fueron sucediendo
las cosas en mi país,
que es un enorme tapiz
de encuentros y desencuentros,
pero esperemos contentos,
que la cosa cambiará,
y si esperanza nos da,
cada gobierno que entra:
dejémosla gobernar
a nuestra actual president A.
Hoy, hace doscientos años
que todo esto comenzó,
¡la pucha que lo tiró..!
como se ha pasado el tiempo,
más rápidos o más lentos
los momentos llegarán,
en que estemos orgullosos
de nuestro ser nacional,
y que este BICENTENARIO:
nos brinde paz y unidad.
O.G.M.
20/5/2010.
Bicentenario de la
Revolución patria.
(Décimas alusivas.)
Relojeando el almanaque
para mirar los feriados,
que por estar colorados
alegran el calendario;
vi que el doble centenario
se celebra el veinticinco,
el corazón me dio un brinco
al evocar esa gesta,
y pensé que la ocasión,
bien se merece una fiesta.
Y recordé aquellos hombres
que en las láminas estaban,
y ni bolilla le daban
a la lluvia persistente,
se amontonaba la gente
y firmes con el paraguas,
se protegían del agua
que diluviaba a roletes:
hoy todo se arreglaría
organizando un piquete.
Andaba el patriota French
y su amigo, un tal Berutti,
regalándoles a “tutis”
cintas celestes y blancas,
con un nudo en la garganta
ahogado por la emoción,
asomándose al balcón
en medio del desconcierto
dijo un revolucionario:
“queremos cabildo abierto”.
Porfiáu, Baltazar Cisneros
no les quería dar pelota,
se vinieron en patota
Saavedra y otros muchachos,
lo mandaron al “ caracho”
al enconado virrey,
y decretaron la ley
en forma unida y conjunta,
y allí quedó conformada
por fin la primera junta.
Saavedra, Paso y Moreno,
encabezaron la lista,
entraron pidiendo pista
para arreglar el balurdo,
tener virrey era absurdo
habiendo tantos criollos
que entendían el meollo
de semejante cuestión;
ya que el rey estaba preso,
en manos de Napoleón.
Pero….argentinos al fin…..
empezaron las discordias,
comenzó a girar la noria
de apetencias personales,
unos eran radicales
en su forma de pensar,
otros, pa diferenciar,
eran más conservadores,
que Saavedra…..que Moreno…..
y allí empezó el “ tole-tole”.
Vinieron los desencuentros
con gente del interior,
para evitar el clamor,
fuertes medidas tomaron,
a todos los fusilaron,
para apaciguar la cosa,
no eran pétalos de rosas,
lo que se andaban tirando,
y ya de entrada nomás:
se conformaron dos bandos.
Y pasaron unos años,
siempre como perro y gato,
vino el primer triunvirato,
y después vino el segundo,
con todo el dolor del mundo,
en mil ochocientos trece,
el gobierno languidece,
vino una gran asamblea:
pusieron un directorio,
a apaciguar la pelea.
Empezó a tallar entonces
la logia de un tal Lautaro,
donde muchos se anotaron
para manotear un cargo,
pero primó, sin embargo,
el tino y la discreción,
se vinieron en montón,
pero alguien les paró el carro,
y al cortarles bien el pasmo
en el molde se quedaron.
Se dictaron muchas leyes,
pa bien de toda la gente,
se dictó la ley de vientres…..
se abolió la esclavitud….
que era una gran multitud,
y los negros de contentos,
crearon el movimiento
del locro y la carbonada,
que fueron los precursores
del chorizo y la empanada.
Se quemaron en la plaza
instrumentos de tortura,
y a los mismísimos curas,
se les llamó la atención,
porque ya la inquisición
andaba por estos pagos,
y aunque no hicieron estragos,
como hicieron en Europa:
por las dudas los frenaron,
para que cuiden la ropa.
Así fue, a grandes rasgos,
que conformaron la historia,
muchos sabrán de memoria
como se fue manejando,
con intereses rondando
que impedían gobernar,
y sin poder explicar
la causa del retroceso:
entre propios y extranjeros
se querían llevar el queso.
Belgrano pal lau del norte,
San Martin en San Lorenzo,
fueron cubriendo un extenso
período de la historia,
ellos soñaron la gloria
para una nación futura,
siguieron con la aventura
de forjar la patria grande,
y corrieron a los “godos”
a poncho, caballo y sangre.
Pero el gobierno temblaba,
por distintas circunstancias,
y por suavizar sus ansias
muchos andaban calientes,
querían un presidente,
pensaron en Rivadavia,
y aunque con no poca rabia
de algunos, lo consiguieron,
este se trajo un sillón:
nunca se lo devolvieron.
Y de ahí para adelante
vinieron los avatares,
unitarios….federales…..
Urquiza…don Juan Manuel….
muchos pensaron en él
como el gran restaurador,
pero subía el clamor
acusando a la “mazorca”:
por cualquier desavenencia
te mandaban a la horca.
Entró a tallar, como siempre,
el amigo don dinero,
y los grandes estancieros
manotearon el poder,
otros, sin saber que hacer,
de la noche a la mañana,
y con una ley de aduana
que tecleando los dejó:
tuvieron que hacerse amigos
de la divisa punzó.
Bueno, de ahí, hasta estos días,
la cosa es más conocida,
y la nación, dividida,
siempre anduvo a los ponchazos,
si alguien por sacarse el lazo
a otro quiere echar la culpa,
que se olvide la disculpa
y acepte con dignidad:
que todos fuimos culpables
de tanta calamidad.
Vinieron tiempos fuleros,
tiempos de paz y de guerra,
y del sálvese quien pueda
muchos hicieron un fin,
del uno al otro confín
del territorio argentino,
hubo buenos y ladinos,
hubo hijos y entenados,:
gane Juan o gane Pedro,
siempre caían parados.
Después vino un presidente,
al tiempito vino otro……
todos pensando en “ nosotros”,
nadie tiene duda de eso,
se masticaron el queso;
¡no dejaron ni el palito.!
y de un “debe” chiquitito,
nos hicieron un cuentón,
y decretar una “ urgencia”
fue la mejor solución.
Pero yo no quiero hablar,
de políticos problemas,
sabemos que de ese tema,
somos culpables nosotros,
¿porqué no elegimos otros
si lo que hay no nos gusta..?
sería una cosa justa
que cuando a votar nos metan,
elijamos al mejor,
no al que nos da la “cometa”.
Y así fueron sucediendo
las cosas en mi país,
que es un enorme tapiz
de encuentros y desencuentros,
pero esperemos contentos,
que la cosa cambiará,
y si esperanza nos da,
cada gobierno que entra:
dejémosla gobernar
a nuestra actual president A.
Hoy, hace doscientos años
que todo esto comenzó,
¡la pucha que lo tiró..!
como se ha pasado el tiempo,
más rápidos o más lentos
los momentos llegarán,
en que estemos orgullosos
de nuestro ser nacional,
y que este BICENTENARIO:
nos brinde paz y unidad.
O.G.M.
20/5/2010.
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Bienvenida. Te deseo mucha suerte.