martes, 31 de enero de 2012

SILVA PRISIONERA

Estoy presa, con las puertas abiertas.
Parece que estoy muerta
(tengo el alma baldía).
No hay pájaros del alba
ni una ilusión que aflore en mis jardines.
Río, lloro, me escondo
en este hondo silencio
que vive sangre adentro, mutilado.
La gente sólo ve el barniz del mueble
no admira su madera
donde estoy prisionera
sin ramas, sin raíces, sin pimpollos
apretujada y sola
ahogada por la ola
de este mar que me llama a lo profundo
lejos ya de este mundo
donde no hallo placeres
sino multiplicar mis padeceres.
¿A quién hice sufrir?
¿A quién, a quién ofendo?
Que insaciable agiganta el sustraendo
y me resta la fe y las energías.
Yo, que ostento medalla de alegría…
Fatal hipocresía
¿A quién sigo mintiendo?
He fallado, lo admito
¿Adónde fue a parar mi inteligencia?
Maldita negligencia:
no puedo sobornar mi corazón.
Estoy en cruento duelo
cancelaron mi vuelo
en medio del desierto estoy varada
con miedo a todo y sin creer en nada.
Alejate de mí
impotencia fatal
devolveme la risa cotidiana.
No he sido yo quien convidó manzanas.
¿por qué me expulsan hoy del paraíso?
Quiero volver a verme
amanecer crepúsculos ardientes
y la palabra gracias
dulce de tal manera
que engalane mi boca pordiosera
que la bondad se expanda por las calles
y en una sensitiva primavera
la fe deje de ser una quimera
y que el amor no sea una utopía.
©Olga Liliana Reinoso

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