De ese licor bebí, de su madeja.
Me bauticé mayor , viví la fiesta
con su dulce fogata en mis entrañas
temblor rubio de amores vespertinos.
Fue un tiempo de jardines prematuros
de la espina que hería mi perfume
cuando el pimpollo murmuraba vuelos
de días perentorios y fetales.
Ebria de sol me deslicé en el hielo
tobogán de mujer recién parida
besos primera vez noche de brujas
paladeé el trago brusco del amor
en la última gota, bendecido.
Volví, por un segundo, a la fragancia
a la intemperie de la inexperiencia
un tintinear fugaz de los cristales
enjoyó noche azul mi mano diestra.
Fue mágico y real, inusitado
fue un alud de recuerdos insepultos
la dulce y nostalgiosa borrachera:
melodía de rocas en las olas
marcha nupcial del mar y la distancia.
©Olga Liliana Reinoso
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