Así, como en la foto,
está su vida:
desfondada
desvidriada
puntas de flecha acechantes
intemperie
celda
soledad
silencio.
Pobre Magdalena
otra vez las piedras
sin Mesías
sin abogado defensor.
Solita y su alma
desterrada.
Se abrió el caparazón de la mentira
y emergió su dolor
y el desconsuelo.
©Olga Liliana Reinoso
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