ROMANCE GUANTANAMERO
Porque nació en hora mala
con el estigma del trece
lo bautizaron de Judas
y su destino padece.
Su padre, un cristiano errante
se fugó antes que naciera
y la dejó a su Lializ
con once negros a cuestas.
Pasaron hambre y tristeza
no frío porque Guantánamo
es tierra de manos tibias
para los negros descalzos.
Ay, pobre Judas, tan niño
viendo a su madre fregando
con lágrimas en los ojos
y los puños desangrados.
Un día subió a una guagua
que iba camino a La Habana.
A Lializ no dijo nada
porque no quiso mirarla.
No tenía ni diez años
este Judas de Guantánamo
cuando en medio del trayecto
vio a su Cristo americano.
Boina estrellada y la barba
enmarcándole la cara
un ángel en la sonrisa
y dos brasas que miraban.
Y Judas se abre camino
con objetivo certero.
El tumulto no lo arredra
ya es el niño guerrillero.
CHE
Tu estrella fue creciendo, compañero,
para alumbrar mi vida.
Te fui amando despacio
descubriéndote a tientas
oyendo y desoyendo la leyenda
y haciendo con mis manos
la verdadera historia del hombre irrepetible.
Amado hasta la muerte
y después de la muerte
multiplicado en cada corazón sencillo.
Y vi como tus huesos surgían refulgentes
del barro del olvido
que se hizo arcilla fértil
para poblar de sueños la infinita vasija
del pueblo maniatado.
Creciste, comandante, como un sol gigantesco
que entibió cada pecho.
Y organizó este caos.
No pudieron con vos
ni la mentira ni la desmemoria
ni pudieron las balas asesinas.
Tu fuego visceral las fue cremando
mientras te alzabas como una cordillera.
Hoy mis hijos te nombran y se asombran
del coraje y de la entrega plena.
Hoy mis hijos te quieren.
Y siguiendo tu huella
van a llegar por fin
al hombre nuevo.
Olga Liliana Reinoso
Porque nació en hora mala
con el estigma del trece
lo bautizaron de Judas
y su destino padece.
Su padre, un cristiano errante
se fugó antes que naciera
y la dejó a su Lializ
con once negros a cuestas.
Pasaron hambre y tristeza
no frío porque Guantánamo
es tierra de manos tibias
para los negros descalzos.
Ay, pobre Judas, tan niño
viendo a su madre fregando
con lágrimas en los ojos
y los puños desangrados.
Un día subió a una guagua
que iba camino a La Habana.
A Lializ no dijo nada
porque no quiso mirarla.
No tenía ni diez años
este Judas de Guantánamo
cuando en medio del trayecto
vio a su Cristo americano.
Boina estrellada y la barba
enmarcándole la cara
un ángel en la sonrisa
y dos brasas que miraban.
Y Judas se abre camino
con objetivo certero.
El tumulto no lo arredra
ya es el niño guerrillero.
CHE
Tu estrella fue creciendo, compañero,
para alumbrar mi vida.
Te fui amando despacio
descubriéndote a tientas
oyendo y desoyendo la leyenda
y haciendo con mis manos
la verdadera historia del hombre irrepetible.
Amado hasta la muerte
y después de la muerte
multiplicado en cada corazón sencillo.
Y vi como tus huesos surgían refulgentes
del barro del olvido
que se hizo arcilla fértil
para poblar de sueños la infinita vasija
del pueblo maniatado.
Creciste, comandante, como un sol gigantesco
que entibió cada pecho.
Y organizó este caos.
No pudieron con vos
ni la mentira ni la desmemoria
ni pudieron las balas asesinas.
Tu fuego visceral las fue cremando
mientras te alzabas como una cordillera.
Hoy mis hijos te nombran y se asombran
del coraje y de la entrega plena.
Hoy mis hijos te quieren.
Y siguiendo tu huella
van a llegar por fin
al hombre nuevo.
Olga Liliana Reinoso
Compañera poeta! que hermosas palabras, teje y desteje memorias y lagrimas. Sinceramente encantado con tu homenaje. Abrazo grande. yo estoy subiendo las cosas a www.librosylibretas.com alli podes buscarme como Rodrigo Mundini y leerme. Otro abrazo (que nunca estan demás) y estamos en contacto, quizas hasta podemos llegar a hacer algo juntos, creo que vamos por el mismo lado! nos vemos
ResponderEliminarOtra vez gracias. Y acepto el desafío. Cariños
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