lunes, 27 de febrero de 2012
A Lino, mi ángel de la guarda
A Lino
Yo extraño tu alegría
tu silencio bullicioso
esa especial manera
de hacerme sentir viva.
Como cuando llegaste
en la explosión de otoño
y el duraznero errante
me floreció en el pecho.
Por eso en estas tardes
cuando el mar me salpica
y yo sonrío olas
diciendo que no lloro,
tu presencia añorada
me abraza toda el alma
y en mi corazón laten
pétalos de tu risa.
Sos pura luz, incienso,
sos un milagro diario
que se lleva mis penas
como un ángel, volando.
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¡Cuánta ternura en tus palabras!"... Cuando el mar me salpica y yo sonrío olas diciendo que no lloro..." ¡Bellísimo!
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