jueves, 21 de junio de 2012

palabras asesinas

“LA DIFERENCIA ENTRE LA PALABRA EXACTA Y LA CASI CORRECTA ES LA MISMA QUE ENTRE EL RAYO Y LA LUCIÉRNAGA” MARK TWAIN



Hay palabras que duelen

más que mil cachetadas:

las palabras humeantes

que hostigan los recuerdos

como una fusta airada por el viento del sur.

Las palabras injustas

escorpión que en el cuerpo

es tsunami insepulto

y veneno de dudas.

¿Quién las pone en la boca
para morder al otro?

¿Qué oscura idiosincrasia

las dibuja en la mente

para parir su odio

sobre un pecho querido?

En la vasija de esta vida triste

retumban como un eco

como un tambor eterno

como una herejía.

Son la pesada cruz

en los harapos

carbones encendidos

bajo los pies sin rumbo.

Si se hubieran callado

si el silencio las hubiera cercenado en la boca

hoy las crueles espinas

que laten en las manos

serían brotes de espuma

expandiendo colores

aromas

terciopelos.

©Olga Liliana Reinoso


sábado, 16 de junio de 2012

SEMBRADOR (a mi padre, Marcelino Tomás Reinoso – 1919/1990 )


Un canto de sirenas te atrapó.

Y anclaste entre los llanos

para crear la vida.

Tus brazos como ríos

regaron con tu savia la matriz de la tierra.

Tus lágrimas llovieron

para engendrar milagros de espigas prometidas.

Yo soy el testimonio de tu dolor

enraizado en la morena cavidad del surco.

Y escuché tu plegaria

en los altares verdes de la pampa.

Alquimista de mieses

hay huellas en tus manos
donde crece la vida.

Vos conocés el nombre de la lluvia

y bautizás los granos con un himno de fe.

Vos transitás el tiempo

nutriendo a la simiente del futuro.

En tus ojos se ensancha el horizonte

allá, cerca del cielo

donde la patria duerme.

©Olga Liliana Reinoso

(Estar con vos –Poemas – Editorial Rayuela – Buenos Aires, septiembre 1982)



miércoles, 13 de junio de 2012

DÍA DEL ESCRITOR

ESCRIBO PARA QUE LA MUERTE NO TENGA LA ÚLTIMA PALABRA*


©Olga Liliana Reinoso



Hoy, 13 de junio, se celebra en la Argentina el Día del Escritor en homenaje al poeta y novelista Leopoldo Lugones, que nació el 13 de junio de 1874 en Villa del Río Seco, provincia de Córdoba, y se suicidó en Tigre, provincia de Buenos Aires, el 19 de febrero de 1938. Personaje polémico y prolífero escritor, fluctuó políticamente entre el socialismo y el fascismo y fue el creador de la Sociedad Argentina de Escritores (S.A.D.E). Más allá de la figura inspiradora, quiero profundizar acerca de esta celebración. Y anotar, como dato llamativo, que esta fecha es una transgresión a nuestra tan argentina tradición de conmemorar las necrológicas. Al menos, el día del escritor festeja un nacimiento. Y eso me parece auspicioso, tal vez porque escribir es crear. Pero en honor a la verdad debo decir que esta fecha pasa poco menos que inadvertida. Y eso me hace pensar en la importancia de ser escritor en la actualidad, especialmente en días en que se discute si al gobierno le importa o no la cultura.

Para organizar las ideas me gustaría comenzar con una definición. ¿Qué es ser escritor? Epicteto, el filósofo estoico natural de Hierápolis, ciudad de Frigia, enseñaba: “Si quieres ser escritor, escribe”. Por si no alcanza, adhiero a la postura de Ernest Hemingway: “Una vez que escribir se ha convertido en el vicio principal y en el mayor placer, solo la muerte puede ponerle fin”. Me gusta esta postura por su componente erótico y porque connota toda la pasión que encierra el acto de escribir. Pero en algunos corrillos existe todavía cierto pudor a la hora de asumir quién es escritor. Modestamente, creo que escritor es aquel que ha hecho de la escritura su máxima y más asidua actividad. Y eso no encierra en sí mismo ningún juicio de valor. Ser bueno o malo es harina de otro costal. ¿O no hay buenos y malos profesionales/empleados/trabajadores en todos los campos?

Qué ambivalencia. Por un lado, somos conscientes de que las actividades intelectuales son poco valoradas en nuestro país; sin embargo, hemos internalizado la concepción de que los escritores pertenecen al Parnaso. Sería bueno, tal vez, encontrar la postura intermedia. Pero para lograr esto, como para tantas otras cosas, hace falta un absoluto sinceramiento y un debate que nos debemos hace tiempo.

Parece que los claustros académicos y las distintas organizaciones de escritores transitan por caminos paralelos. Y ya sabemos que las paralelas no se tocan, nene. Lástima, ¿no? Sería bueno que alguna vez se produjera el encuentro y la discusión. Porque antes de pre-juzgar, conviene conocer.

Para que vean que no esquivo el compromiso, confieso que me siento escritora y que la escritura en general y la literatura en particular, son, para mí, permanente fuente de felicidad. Por eso, celebro este día. Y mando un abrazo a todos aquellos que han hecho de la escritura una manera de resistir a la mediocridad.

Porque “escribir es simplemente un artilugio para buscar respuestas que se persiguen desde el momento de nacer. Pero el poema se vale del ardid de las palabras y en lugar de dar respuestas multiplica las preguntas”.



* La frase del título pertenece a Odiseas Elytis, poeta griego Premio Nóbel de Literatura 1979

jueves, 7 de junio de 2012

MARÍASELVA



Cuentan que MaríaSelva no teme envejecer porque siempre festejó su cumpleaños como si fuera un ritual de confituras perfumadas y fiesta pueblerina.

Los memoriosos que aún sobreviven en aquel paraje relatan con nostalgia aquellos días que se iniciaban con una semana de anterioridad en la cocina de la madre, entre bombas de crema, masa hojaldre, dulce de leche casero para rellenar los “cañoncitos” y que culminaban con una olla inmensa, de acero luminoso, que portaba como un ungüento milagroso el chocolate humeante.

Durante la mañana del día preciso –nunca antes ni después- las familias completas despertaban al tronar de las bombas de estruendo. Era también la fiesta de la patria. Y eso la marcó a fuego a MaríaSelva.

Yo pude conocerla de algún modo. Y digo de algún modo porque ella era tan impenetrable como su nombre, a pesar de las alas desplegadas, de su vuelo de pájaro confiado, de sus ojos ilustres como una biblioteca y su risa fecunda y cantarina. Ella guardaba en ignotos paisajes los rumores de un viento silencioso, una lágrima oculta en el reverso de su mirada y el embrión de una pena insondable.

Lo supe con el tiempo, cuando la había perdido. Y supe, también, que ahí estaba la causa. Porque ella siempre fue virgen, nació y morirá siendo virgen, inexplorada, como un planeta desconocido de cualquier galaxia, a pesar de los amores malogrados o de los que llegaron al pináculo. MaríaSelva era inaccesible, por eso siempre estuvo sola.

A veces me pregunto si no fue el egoísmo lo que guió sus pasos por esos intrincados pasadizos del miedo y las ausencias, si tan celosamente guardaba su secreto que jamás quiso abrirlo y compartirlo.

No lo sé, y me preocupa. Porque ambos caminamos aún por estos mundos y yo nunca he perdido la esperanza de encontrarla de nuevo. Y esta vez ya cazarla, así, con z, como a una presa difícil y saltarina para guardarla en una jaula de oro y sentir que he logrado el mayor de los trofeos. Sí, ya sé que la bestia machista me aflora pero cuando uno tiene una obsesión creo que es capaz de usar todos los recursos.

Pero volviendo a ella, ¿cómo era? ¿Linda? ¿Sensual? ¿Atractiva? No a simple vista, había que adentrarse en su geografía para entrever la verdadera esencia. Y eso ya representaba un cancerbero del tesoro. Mujer ambigua e inestable en la belleza externa, a veces su mirada parecía un túnel lleno de promesas y otras veces, sombría, no se diferenciaba de las muchachas poco agraciadas y vulgares que buscaban incesantes su compañía, pero morían de envidia ante la luz privilegiada de su mente.

Tuvo que irse del pueblito de provincia, fue un mandato genético e insobornable. Abandonar los rostros rutinarios y las calles familiares para expandir aquel espíritu rebelde que le ganó enemigos e incomprensión a destajo.

Como en las épocas terribles de la inquisición, la tildaron de bruja y más de uno deseó quemarla en la hoguera. Fue perseguida y calumniada. La repudiaron y negaron, pero ella, más ave Fénix que nadie, resurgía, siempre resurgía.

Yo seguía sus pasos en silencio, a través de los diarios o de algún comentario no siempre bien intencionado de viejos conocidos. Muchas veces pensé en socorrerla, en brindarle mi apoyo. Pero siempre terminaba pensando que ella no me necesitaba. Y que, además, nada podía hacerse para modificar ese destino tan fatal como glorioso. Reconozco que fui cobarde. O tal vez fue el despecho. Pero no hice ningún mérito para diferenciarme del resto, ni mi amor fue tan grande como para vencer los prejuicios.



Hoy volví a verla. Y dudé. El tiempo había sido impiadoso con su cuerpo. Pero cuando la escuché hablar y reírse comprendí que su secreto estaba intacto.



Anoche íbamos a dormir juntos. Después de tanto peregrinar pensando en esa mujer inextricable y misteriosa, había logrado romper el maleficio de los desencuentros y ya nada podría separarnos. Seguiremos festejando cumpleaños, aquí o en cualquier parte, para honrar su juventud que ahora también será mía.

Pero la traición es un pecado que se paga caro. Nunca llegó a mi puerta. Hoy leo en el diario que se suicidó.

Y su secreto está definitivamente a salvo.

©Olga Liliana Reinoso

domingo, 3 de junio de 2012

ROMANCE DEL POETA

Retumba en los olivares

aire rojo y apretado

galopan potros de fuego

mordiendo el sol de la tarde

una sombra de claveles

perfuma los callejones

y serpentean naranjales

desvistiéndose de estrellas.

Hombre por los cuatro vientos

amante descabellado

la fiebre de tus pasiones

es un mal que yo he buscado.

Jinete brioso y rotundo

montado sobre la danza

tu repiquetear gitano

me hiere con voz lunar.

Sangre que revolotea

por caminos ancestrales

dale de beber al alma

que de sed ha coagulado.

Ojos de mirar tan hondo

que me brotan manantiales

tiene tu boca amargores,

blanco escándalo de miel.

La luz, por Andalucía,

dicen que te anda buscando

para encenderte en el pecho

un corazón titilante.

La Macarena te espía

detrás del manto sagrado

y hace palmas en lo oscuro

para acompañarte el paso.

Mi corazón con jazmines

te espolvorea de llanto

y se deshoja en amores

por donde pasas, varón.



©Olga Liliana Reinoso