domingo, 27 de noviembre de 2011

MIGUEL HERNÁNDEZ



Nació para ser pastor, niño yuntero, pero él se empeñó en ser poeta. En su casa le decían que el colegio no era para él, que necesitaban de su trabajo para seguir subsistiendo. Aún así, constante y tozudo, hizo todo lo posible por cumplir su gran sueño. A duras penas, trabajando de día y estudiando de noche, compaginó las faenas del campo con los libros. Gracias a ellos, a los libros, conoció que había otros países, otros mundos, otras culturas; descubrió, sorprendido, que existía la diferencia. La inquietud y la curiosidad le condujeron hacia la libertad. Murió el poeta muy joven, apenas había superado la treintena. Olor a cebollas y lágrimas resecas en su pequeña celda. Murió en la cárcel, sólo, enfermo, repudiado, sentenciado sin juicio. Acabó por cumplirse la pena de muerte que le fue impuesta unos meses atrás. Un manotazo duro, un golpe helado, el verdugo, con el silencioso disfraz de la tuberculosis, se coló dentro de su cuerpo y cumplió eficazmente con su misión. Sus ojos permanecieron abiertos, tal vez en un último y desesperado intento por atrapar los instantes finales de su vida. Quedaron atrás sus años por intentar escapar de la inercia de las penurias y poder estudiar para labrarse un futuro; quedaron atrás la dureza del campo de batalla, las persecuciones, padecer la crueldad de una guerra incomprensible; quedaron atrás los atardeceres del levante, sus hijos, su esposa, su pueblo, y quedaron atrás, sus poemas. Creyeron que muerto el poeta sería fácil ignorar su existencia y, sobre todo, su obra. Lo siguieron matando, silenciando su obra, que es la muerte más terrible que puede padecer un poeta. A pesar de las voces que lo proclamaban desde multitud de puntos del mundo, en su pueblo escondieron los versos del poeta en las negras fauces de la represión. Persiguieron a todo aquel que se atreviera a editar sus poemas, o tan siquiera recitarlos. Pretendieron borrar de la faz de la tierra al poeta, como si nunca hubiera existido.Durante décadas, el nombre y la obra del poeta sobrevivieron en las alcantarillas de la sociedad. Más allá del océano, a miles de kilómetros, los estudiantes repetían los versos del poeta y proclamaban su belleza, su calidad y genialidad. Compatriotas del poeta, que corrieron más suerte que él, que tuvieron la oportunidad de escapar, en las bodegas de un barco o falsificando sus documentos de identidad, difundieron sus poemas allá a donde llegaron, lo gritaron a los cuatro vientos como la esencia de la libertad que había dejado de existir en su país. Fueron años interminables y duros, de desesperanza, de rencores incandescentes; muchos llegaron a entender el regreso de la libertad como un utópico sueño de imposible consecución. Pero el gran dictador murió y las ventanas comenzaron a abrirse, dejando entrar aire fresco hasta en las habitaciones más oscuras, en esas donde el olvido se creía ya dueño y señor de todos sus moradores. Comenzaron a renacer, como flores en la primavera, poetas, mujeres, políticos, hombres, voces, que creían haber silenciado para siempre. Por fin, los poemas del poeta se recitaron en los colegios, se imprimían libros que se podían encontrar en las librerías, en las bibliotecas, sin temor a la represalia. Se le cantó al poeta, cantamos todos sus poemas, como si se tratara de un himno que vaticinaba un tiempo bueno y nuevo, un tiempo mejor, en paz y libertad. Pudimos disfrutar de los recuerdos del poeta, sus dibujos, sus cuadernos, lo conocimos mejor gracias a la memoria que protegió su familia durante las décadas del olvido.
Las generaciones venideras, las que no tuvieron que soportar la claustrofóbica represión del dictador, nacieron y crecieron en el convencimiento de que el poeta siempre fue un testimonio vivo, que nunca su voz estuvo encarcelada. Crecieron arropados en el sentimiento de que la libertad es un estado permanente, que siempre la hemos tenido a nuestro lado, acariciándonos. Sin embargo, como un inesperado regreso al pasado, cuando los halcones llegaron al aeropuerto de la soledad, en la tierra del poeta trataron de esconder los recuerdos del poeta. Se inventaron justificaciones banales, argumentos imposibles de aceptar. Los mismos que emplearon para dedicar una calle a uno de los últimos aliados del dictador. Eliminaron nombres históricos de las plazas, como si trataran de retroceder en el tiempo. Lo intentaron, sí, pero de nada les servirá. La herencia del poeta ya reposa entre todos nosotros, para nuestra dicha. Por suerte, no hay barrotes que puedan recluir al poeta. No es posible perdernos, somos plena simiente.

sábado, 26 de noviembre de 2011

REINALDO ARENAS



Quiénes y cuándo
Reinaldo Arenas. Las máquinas voladoras. El salón de los espejos. Daniel Salzano.
26/11/2011 00:01 , por Daniel Salzano


Lleva 20 años muerto Reinaldo Arenas y nadie sabe aún qué hacer ni con su recuerdo ni con su obra; tan compleja puede ser la vida de un hombre y tan sorprendente el destino de un poeta.

Arrancó cruzado el susodicho, hijo tardío de unos campesinos cubanos –de Holguín, para ser más preciso– que si buscaban un cigarro encontraban sus costillas. Pobres. Paupérrimos. En su autobiografía, Reinaldo los recuerda tan callados como hambrientos y, a veces, comiendo tierra.

Imaginen el boleo del matrimonio Arenas cuando advirtieron que el chico se pintaba las uñas con la sangre de gorrión y que, antes de llorar por falta de alimentos, lo hacía por la falta de perfume.

De más está decir que los Arenas intentaron por la fuerza neutralizar su instinto delicado, pero no lo consiguieron.

Arenas padre: –Dime, Reinaldito, ¿por qué meneas tanto el culo cuando caminas?

Arenas hijo: –Creí que nunca lo advertirías.

Ay Reinona de mi vida que, mientras el clan Arenas se partía el espinazo trabajando en tierra ajena, se escondía para leer las novelitas de amor que engullía por docenas. El viejo Arenas le quemaba las revistas con maldad, pero el chico lo jodió, porque consiguió trabajo en una tienda de ramos generales que no sólo vendía libros, sino también lápices y cuadernos. O sea que, sin saberlo, se mandó la gran Sarmiento: aprendió a escribir copiando lo que leía.

Sin embargo, el estilo que verda­deramente lo marcó, el género al que recurría cada vez que andaba flojo de ideas, fue el de las novelitas de amor de sus comienzos. La vida de Arenas parecía un relato urdido por Manuel Puig: un adolescente desastrado leyendo y escribiendo a la luz de velas ajenas arrebatadoras historietas de amor. Menos él, todos eran felices al final de sus narraciones. A Reinaldo, en el reparto, le correspondían los piojos, una patada artera que le propinó un caballo al borde de la mollera y un baño sin techo, sin puerta y sin inodoro.

No quiso ir más al colegio.

Prefería encerrarse bajo llave y representar a solas sus propias creaciones. Si lo llegaban a pillar con los labios coloreados con salsa de tomate,

la mirada de loca oscurecida por un corcho quemado y un pomelo en cada teta del corpiño de la hermana, lo hubieran sentado sobre el calentador de kerosén a fuego lento. RA representaba todos los papeles, incluso el de su diosa mayor, Ginger Rogers, de la cual en Cuba no se sabía una palabra.

Empezó a alejarse progresivamente del hogar y a los 15 años todo lo que había quedado de él era una frase que había escrito con carbón en la pared de la cocina: “Desafiemos el olvido”.

Reinaldo estaba pirado.

Llegó a La Habana a las 7 y a medianoche ya le habían hecho jurar un par de veces la bandera. No pedía dinero sino un catre donde pasar la noche. No tardó en convertirse en un parásito que cada día adelgazaba medio kilo y cada semana se tumbaba en la camilla del hospital para que le extrajeran medio litro de sangre. Si por él hubiera sido, la hubiera vendido toda de una sola vez.

Por las noches, conga, sexo y un saque del dulce polvito boliviano; por el día, literatura de dos dedos en una máquina prestada: escribe como viene, de sobrepique, una desordenada descripción de mundos alucinados y visionarios. La policía castrista lo tiene tan fichado que a veces lo faja por deporte y cuando lo encierra bajo llave lo despoja previamente de lápiz y papel. Usurpa diversas identidades para que no puedan imputarlo: Clara Luna y Radiante Aurora.

En 1967, vendiendo el alma al diablo, consiguió editar Celestino antes del alba, la obra que lo sacó de perdedor y lo colocó –con disensiones– en el pelotón de escritores latinoamericanos de la edad dorada. Hay que leer Celestino, monólogo de un pibe retrasado y primera parte de una serie de trabajos con los que Arenas recorrería la historia de la isla. Son difíciles de conseguir, es verdad, porque, muerto y todo (RA falleció en Nueva York, enfermo de sida, en 1990) sigue siendo un autor maldito para la cá­tedra revolucionaria. En Alemania, sus libros se consiguen. Y en Francia. Acá, no. Acá buscás en la “A” y encontrás huevos de arañitas. Nada de Alighieri, nada de Jorge Amado, nada de Ivo Andric. Y, por supuesto, nada de Arenas, cuyos escritos en Cuba iban como en el juego del comprapan, a la otra esquina.

Los amigos llevaban encanutados sus originales a París y se editaban traducidos al francés.

A veces, en Cuba, lo rapaban. O –como le gustaba a Mussolini– le castigaban la ideología haciéndole tomar dos litros de aceite de ricino. Un litro por maricón y el otro por reaccionario.

Por fin, en 1980, a los 37 años de edad, lo fletaron para Estados Unidos.

Los paisanos de Miami iban a visitarlo como si se hubiera tratado de Martí, pero Arenas era un hueso duro de roer: caprichoso, insolente, cínico, escurridizo y desconfiado. Los paisanos rápidamente se desencantaron y dijeron “Cristo” y “Santa Madre del Divino Jesús” y “¿por qué, en nombre de Dios, un buen chico como Reinaldo hace cosas como esta?”.

Hay mucho sin leer todavía del cubano, pero, por Dios, lo que debería leerse, sobre todo, es su segunda novela, El mundo alucinante, especie de biografía trucha aunque creíble de fray Servando Teresa de Mier, fraile del México colonial al que presenta como un sacerdote iluso cuya vida rebota una y otra vez contra una muralla de hombres alborotados encargados de administrar las desilusiones. Arenas maneja al mismo tiempo a tres narradores en primera, segunda y tercera persona.

A Lezama Lima​ le gustó. Y a Juan Rulfo. Y a Severo Sarduy, que puso en orden las cosas a través de una frase redondita: “Todos los que critican a Reinaldo son como astronautas que vuelven a la Tierra tras haberse olvidado el gato en la Luna”.

Tampoco se consiguen libros de Severo.

Arenas, rey de los piojos, era de los que se quedaban sin pan pero nunca se quedaban sin tinta. Sufrió y escribió. Lo patearon y escribió. Se enfermó y escribió. Cuando se suicidó, siguió escribiendo, pero ya no se lo oía.

“La vida es riesgo o abstinencia”, advirtió en un artículo que escribió

en la isla de Manhattan, cuando, con el sida hasta las orejas, ya escuchaba los pasos de la muerte subiendo por la escalera.

Por ahí, en los videoclubes, aún se puede conseguir Antes que anochezca, una película en la que Javier Bardem se hizo cargo de la vida, pasión y muerte del escritor. Casi gana el Oscar. Bardem, no Arenas.

Las máquinas voladoras

Mi primera máquina de escribir / estaba llena de palabras previamente pronunciadas / pura dactilografía: / muy señor mío / de mi mayor consideración / sin otro particular / lo saludo atentamente / su seguro servidor.

Mi segunda máquina de escribir / era terrible / se enamoraba / por su cuenta / escribía cartas de amor que yo no quería escribir / llevaba las uñas de los pies pintadas de rojo / compartíamos el mismo domicilio / la misma bañera / por las dudas / la agregué a mi documento nacional de identidad / junto al grupo sanguíneo / en caso de accidente / antes que a nadie / había que avisarle a ella.

Cuando entré a trabajar a La Voz del Interior, me tocó en el reparto una Underwood de la Primera Guerra Mundial / es probable que fuera la máquina que escribió la Reforma del 18 / nos llevábamos bien / échese ahí / le decía / paresé / cacha cacha / vaya a la cucha / cuando me veía aparecer escribía muchas eñes seguidas / ññññññññññ / yo no sé si ustedes vieron La pandilla salvaje / pero si yo hubiera sido William Holden / ella hubiera sido Ernest Borgnine / el día del periodista se chupaba / hablaba sin parar / lo que no puedo saber qué es lo que decía: / k9fjum K&& 1*mc RR12 Z-z.

¿Una dos tres cuántas máquinas forman parte de la vida de una persona? / con los lápices en cambio / no sucede lo mismo / se deshacen como las pirámides de Egipto / las biromes se secan / permanecen días enteros en el bolsillo del saco hasta que comienzan a despedir un insoportable olor a tinta muerta / las máquinas de escribir duran toda la vida / yo sin ir mas lejos / este año he comprado un par de zapatillas / una licuadora / un reloj despertador / pero máquina no / máquina tengo / lo mismo que mujer / hijo / y cejas oscuras.

¿Y la compu? / bueno / lo que yo no aguanto de la compu es esa manera de estar en casa / como si llevara años viviendo conmigo / como la heladera / como el almanaque de Marilyn Monroe / como el sillón de mimbre / o la santa Rita / pero a mí no me engaña: / el suyo y el mío / son dos tiempos de alianzas imposibles / la computadora es una bomba que escribe pero no lee / ¿me explico?

Ayer / hace tanto tiempo / pasé frente a un cambalache que exhibía una Underwood / expuesta como una diosa en la vidriera / fue como escuchar a la gran orquesta de Count Basie / y no estar junto a vos para bailar / para abrazarte.

En síntesis: / si no sos capaz de ingresar al depósito de cadáveres / y reconocer a tu máquina de escribir nada más que por el tacto / es que te has equivocado de oficio.

El salón de los espejos

... delgado como una arruga, más solo que la una, más vivo que una bala, oscuro como la nada, caliente como un beso, blando como un cachorro, caído como un mártir, orondo como un pato, más pálido que el queso, amargo como un caqui, corto como la mentira, negro como el diablo, compadre como un ocho, húmedo como París, suave como el amanecer, tonto como la tele, más tierno que la noche, caliente como un beso, despierto como el hambre, frío como el mármol, hermoso como el alba, vivo como el deseo, cruel como la memoria, inservible como el pasado, preciso como un diccionario, salado como el llanto, dulce como un bombón, fosforescente como un obispo, salido como un codo, suave como una pestaña, más bueno que la Virgen, más malo que un piojo, más triste que un sapo, más altivo que un gallo, flaco como Cristo, frágil como un cucurucho, empecinado como un burro, viejo como el invierno, indescifrable como la muerte, redondo como un bostezo, más serio que un infarto, duro como el adiós, frágil como gorrión, rubio como la cerveza, recto como una flecha, escurridizo como el olvido, solemne como un condenado, silencioso como el humo, callado como un maniquí, inquieto como un potrillo, ciego como un murciélago, pausado como el aceite, más quieto que el vacío, cortito como la vida, cerrado como un libro, inocente como un animal, cálido como el aliento, leve como la harina, chato como un papel, imponente como Versailles, jorobado como una coma, fruncido como una pasa de uva, más tierno que un trébol, serio como un convento, inmóvil como una foto, aburrido como un hongo y más solo que un caballo.


.

BOCETO Y NUNCA MÁS



Hoy me dibujo para vos.
Inauguro miradas y proclamas
salgo a la calle con pancartas para decir te amo.
Y esto es una revolución de sentimientos
que va a cambiar la historia.
(Enferma terminal
deambulo por el mundo con este andar crepuscular.
Agonizante
rasguño las paredes de la ausencia
hasta hendirla con rayos demenciales)
Anestesiame el alma
que de tanto dolerme me apedrea
y soy la Magdalena omnipresente
que te lava los pies,
Jesús del habla.
Practicá la eutanasia de un te quiero
de una verdad tan buena como el vino
tan simple como el pan
tan necesaria como el sol y el agua.
¿Sabés por qué te amo?
Porque acato la ley de lo imprevisto
y porque estaba escrito
que un día este desierto germinara.
Y si no hay luz en tu balcón
si acaso
la luna de tus ojos se eclipsara
o la corriente azul muriera
en alta mar
y nada de lo tuyo llegara en un paquete de colores
hasta el umbral de mi universo entre costillas
yo, con un Federico intergaláctico
entraría en la casa de Bernarda
-luto unilateral, sepulcro vivo-
para incendiar cada recuerdo
y en un salto mortal
desmemoriarme.
© Olga Liliana Reinoso
(A quemarropa, Fondo Editorial Pampeano, Santa Rosa, 1997)

viernes, 25 de noviembre de 2011

CAOS



Estupor de vivir
en eclipse de amor
opacidad de seres
que oscurecen el sol
y no hay ángel ni dios
que nos pueda guardar.
La soledad humana es el estigma
pero es también la reivindicación.
Buscarse y encontrar
en la turgencia de la sangre
un glóbulo de luz
algún refugio.
Si el universo estallara
ante la esquirla fatal
de una palabra
el beso primigenio
lo reconstruirá.

MUERTE






Alquitrán de mi desdicha
incrustado en la memoria
eras el gato en el asfalto
que bebías sangre de estrellas
en un verano negro de silencios.
La noche, taxi gratis al olvido
crepúsculo de mar en la escollera.
Yo guardaba tus recuerdos bajo el sol
y tuve que matarte para sobrevivir.
Sin embargo, la rueda de la muerte
que avanza torrencial y sin control
me deparó el amor sin un oasis
al develar tu azul calor, decapitado
en una ruta, en una moto
en un intrépido aeropuerto hacia el vacío.

lunes, 21 de noviembre de 2011

sábado, 19 de noviembre de 2011

LLUVIA



Este día de lluvia prodigiosa
cuando mi corazón como la tierra
se abre de par en par y no se encierra
en absurda soledad orgullosa

siento que con la lluvia soy dichosa
porque ella gesta vida, no la entierra
muestra puertas de luz que nunca cierra
y va pariendo uniones amorosas.

La lluvia es mimo y es sutil caricia
pero puede ser agua redentora
que arrasa con su fluir toda impudicia

y limpia cuerpo y alma de inmundicia
para que luzca la novel aurora
y el paisaje nos grite sus albricias.

DOBLE




Yo no sé entre qué llamas se incendiaron mis ojos
hasta la última brasa.
Yo no sé si hubo fuego.
Pero sé que una hoguera de silencio
me marchitó el aliento.
Yo no sé en qué tumulto me perdí aquella noche
agrietada de olvido
para no volver nunca.
Y hoy me busco en las calles.
Yo no sé si en la rama de un árbol late ahora
el nido que entibiara la alondra de mi beso.
Yo no sé si esta muerte que siento es verdadera
o termino mintiendo la muerte por clemencia.
Tal vez soy una réplica deforme de mí misma
y es demasiado tarde para encontrarme cierta.
© Olga Liliana Reinoso (Estar con vos, Editorial Rayuela, Buenos Aires, 1982)

FERIADOS 2012

‎2012 tendrá 10 fines de semana largos
4 findes de 4 días y 6 findes de 3 días (andá poniéndote las ojotas .....)
El Ministerio del Interior dio a conocer el calendario de Feriados Nacionales y Días no Laborables, incluyendo los Feriados Inamovibles, Feriados Trasladables y los Días NO Laborables, que incluyen 10 fines de semana largos, que a su vez incluyen 2 feriados puente.
Enero, Marzo y Septi ...embre son los únicos 3 meses que NO tienen feriados, Abril tiene la particularidad de tener sólo 16 días hábiles y además te paso un dato "reservado" ................., agendate para Abril unas minivacaciones premiun de 9 días (31/3 al 8/4) que incluyen sólo 2 días hábiles, Quien va a laburar 3 y 4 de Abril ?.

En total tendremos 246 días laborables, ocio creativo de 120 días (1/3 del total) durante el año 2012, que será bisiesto, o sea con 366 días de duración.
El calendario 2012 de feriados quedó de la siguiente manera:
> domingo 1º de enero Año Nuevo,
> lunes 20 y martes 21 de febrero Carnaval,
> sábado 24 de marzo Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia
> lunes 2 de abril Día del Veterano y de los Caídos en Malvinas,
> jueves 5 de abril Jueves Santo (No laborable)
> viernes 6 de abril Viernes Santo;
> lunes 30 de abril feriado Puente Turístico;
> martes 1° de mayo Día del Trabajador;
> viernes 25 de mayo Día de la Revolución de Mayo;
> miércoles 20 de junio Paso a la Inmortalidad del General Manuel Belgrano;
> lunes 9 de julio Día de la Independencia,
> lunes 20 de agosto Paso a la Inmortalidad del Libertador General José de San Martín (se traslada 17 de agosto)
> lunes 8 de octubre Día del Respeto a la Diversidad Cultural (se traslada 12 de octubre)
> lunes 26 de noviembre Día de la Soberania Nacional - la Vuelta de Obligado - (se traslada 20 de noviembre)
> sábado 8 de diciembre Día de la Inmaculada Concepción de María,
> lunes 24 de diciembre Feriado Puente,
> martes 25 de diciembre Navidad.

viernes, 18 de noviembre de 2011

YO TE INVITO

Podrán ponerle llave a todo
encarcelar los brazos y las piernas
cazar los pájaros asesinar los jóvenes
poner mordaza al grito que reclama
decretar pena de muerte a los amores
pero jamás habrá tirano alguno
que aprisione el pensamiento humano.
Y entonces yo te invito
a vos, que estás de gris ciudad
a soltar las amarras de tus sueños
a ser el polizón de esta aventura
a viajar con la música y el canto
al país de la magia.
Y entonces yo te invito
para crear los puentes y comenzar el vuelo
ese vuelo ganzúa que abre todo el camino.
Para que nunca más los labios lleven rejas
y las palabras vuelen.

BAHÍA CUENTOS



Una de las integrantes del grupo va a narrar mi cuento: "Que yo te lo resuelvo".


QUE YO TE LO RESUELVO
Diez negritos ya había lanzado mi madre al mundo cuando le dio la noticia de mi llegada un vómito repentino en medio de la madrugada. Experimentada como estaba supo ella que otro negro se sumaba a punto de completar la docena muy prontico y fue entonces que mi padre, gran contador y devoto de Jesucristo, sintió pánico de sentar a la mesa 13 negros caribeños. Aclaró mi madre que hacía rato ya habían consumido la última cena y con más bocas a los platos próximamente ni almuerzos.
Pero mi padre le contestó que él no podría resistir sobre su alma la condena de revivir el Gólgota aunque fuera aquicico en las Antillas y 1950 años después. Así que muy religiosamente, juntó en un paquetico su poca ropa y partió bordeando la sierra. Negro, negrito, invisible para siempre.
Siete meses más tarde acaecí por Cuba sin advertencia de todos los males que ya había causado. Me bautizaron como correspondía: Judas Da Silva. Judas por el 13, porque para mi madre su marido seguía ocupando el otro hueco de la cama. Y Da Silva de aquella rama brasileña descendiente de un cargamento de esclavos que un día fueron comprados por un hidalgo español cuya fortuna crecía con el azúcar cubano.
Quiso Dios bendecirme al nacer en Guantánamo, donde el frío no baja de 25 grados porque escaseaba ropa decente para cubrirse y la única que pude ver de cerca era la que lavaba la negra Lializ, mi calladica madre, en las rocas del mar hasta sangrarse.
Cuando un día me subí a esa guaga destartalada que terminó en La Habana, lo hice sin despedirme por miedo a caer de bruces en el precipicio de sus ojos.
Conocí a un hombre fuerte en el camino que nunca pude olvidar, era extranjero pero los cubanos lo amamos mucho. Siempre que viene un argentino me pregunta. Yo me iría a la Argentina pero Fidel no quiere y hace frío.
En La Habana no se veía tanto la pobreza como en la provincia de Oriente y además no había zafra. Me cogieron dos policías y llevaron a un lugar donde me hacían bañar todos los días y ya no había que cepillarse las partes con esas hojas espinosas que hacen espuma pero arden. Todos los días tenía un plato de frijoles o plátanos fritos para masticar y como el Che argentino decía que todos los cubanos debían leer y escribir, así me puse y fue sabrosico llegar al 9º con diploma y todo.
Un día Fidel nos habló más de siete horas y nadie dormitaba porque algo feo parecía latir que no sonaban las guitarras ni las maracas.
Hablaba de Moscú y yo había estudiado que eso quedaba en Rusia y eran amigos nuestros.
Hablaba de bloqueo y del imperialismo yanqui.
Hablaba de racionamiento y de la guerra fría.
Y después de hablar Fidel otra vez vi la pobreza pero esta vez en La Habana.
Entonces yo era un muchacho y tenía ganas, por eso alguna vez robé pero a escondidas porque la cárcel es eterna aquí en esta tierra.
También trabajé de mozo para los turistas y viajé por el mundo subiéndome a las historias que me contaban. Pero no duré mucho porque yo tenía sueños, tantos sueños que los más de los días de la semana me quedaba dormido.
- ¿Qué tú quieres, Judas? –decía mi patroncico.
- ¿Qué tú quieres? ¿Mi ruina?
Y en esos romances duramos muy poco hasta que volví a la calle y entré en el mercado que tanto se parece a los principios de mis robos porque también se hace a escondidas pero es más elegante y risueño. Va uno por la calle y apenas atisba turista se acerca y al oído le deja caer frases como: habanos, ron, remedios para el colesterol, salsa cubana o carro. Si tú quieres yo te lo resuelvo.
Hasta que conocí a mi Gladis y supe ver prontico que ella era buena y dócil. Y que mis penurias habían fenecido por arte de magia. Ella es una negra gordita y graciosa con manos que no se cansan y saben hacer estas trenzas de moda que tanto apetecen a las turistas jóvenes. Yo, como un señorico, la sigo a todos lados y entretengo a las madres o a los novios mientras los convenzo con esta lengua prodigiosa que Dios me ha dado de que van a hacer el mejor negocio de sus vidas si aceptan mis ofertas.
- Oye chica, qué bien bailas la salsa. Pareces cubana. Seguramente han de gustarte las trencicas. Mi mujer sabe hacerlas como nadie por solito 10 divisas o pesitos convertibles del mismo valor. Eso sí,
no puede hacértelas aquí en la plaza de la Habana Vieja porque la policía nos cogería a todos. Es
ilegal, tú sabes. Pero tengo un hermano, es un santero, que nos presta la casa. Claro que tú debes pagarle el favor. Apenitas 5 dólares. Seguro en tu país pagas más caro.
Y a ti pana, si quieres quedar bien con amigos te ofrezco una caja de habanos que en la fábrica te dan a 380 dólares. Yo tengo un amigo que te lo resuelve solo por 50.
Y a usted caballero, que lo veo tan serio y tan solo. Te ofrezco una negra gordita y graciosa, buena y dócil. En los hoteles del Venado o en el Habana Café han de mentirte y estafarte, pero confía en mí. Yo te doy calidad y te lo resuelvo por apenas 100 dólares.
Nunca vi una mujer tan bonita, será porque vienes de la tierra del Che. ¿Sabes? A cualquier cosa estoy dispuesto por ti, hasta llegaría al altar si tú me aceptas.
Y eso fue todo lo que tuve que decir para casarme con la inocente argentinita que me sirvió de pasaporte para escaparme de Cuba sin sospechas. Yo que no sé nadar, otra no me quedaba. Llegamos a Buenos Aires en enero de 1979 y fue costoso amoldarme a la ropa de los porteñicos, pero por unos meses comí y bebí opíparamente, me repuse del viaje que por ser primerizo me dejó hartico cansado, me aburrí entre las sábanas de mi mujer blanca que aquí vine a comprobar para mi desconsuelo que era muy complicada y hablaba sin una tregua. Hasta que un día me perdí por esas calles de Dios y olvidé la dirección. Anduve festejando la vida en todos los rincones donde encontraba compañía y era todo un manjar, hasta que hace una semana entró la policía en un bar y nos pidieron documentos. No entendí ni la risa ni la voz cuando uno gritó como si hubiera visto al mismísimo diablo:
- ¡¿Cubano?!
Me subieron a un carro, me taparon los ojos, me pusieron los grillos y después de andar mucho, me bajaron a empujones. Desde entonces estoy aquí tirado. Me golpean, me escupen y me ponen electricidad en el cuerpo. Diocico mío, si he sido tan malo y pecador, estoy arrepentido. Me porté malísimo con mi mujer blanca, con mi querida Gladis, con mi calladica madre, con Fidel y con el valeroso Che. Quiero pedirles perdón y que nunca lo volveré a hacer. No quiero más los golpes ni la corriente eléctrica, no quiero que me griten Cubano hijo de puta, comunista de mierda, no quiero...!No!

martes, 15 de noviembre de 2011

SONETOS






SONETO DEL BUEN RECUERDO

De tus besos azules he guardado
el temblor, el sabor y la ternura
las mieles exquisitas, la premura
de un corazón feliz y enamorado.

Lo bueno nunca queda en el pasado
tiene vigencia y guarda la apostura.
Intacta la pasión y la frescura;
mantiene aquel recuerdo inmaculado.

Por eso escribo bellas melodías
con los fragmentos de esta hermosa historia
que aún perfuma los soles de mis días

y aunque tirite por las noches frías
mi alma y mi cuerpo loan tu memoria:
fuiste mi gran amor y mi alegría.



TESTIGO
Dos hombres, cigarrillo, puerta antigua
el reloj da las dos, se oyen las voces.
Nunca he visto dolores más atroces
una historia fatal, atroz, exigua.

Sin maquillaje, habitación contigua
en el hotel un grito no es de goce
hay tumulto, desórdenes y roce
ni siquiera la almohada amortigua.

Un bosque de bebidas y de amor
la calle, túnel de los desamparos
donde no llega nunca el estupor

la blusa es una muestra del horror
blanca seda ruborizó con raros
lunares que evidencian desamor.

DUDAS



Ahora que la palabra nos ha sido vedada
y la luz de tus ojos se eclipsó en mis jardines
ahora que ya no puedo tomarte de la mano
ni besar en tu boca el oleaje imprevisto
yo tengo estas preguntas que carcomen el alma
y un muro de palomas expanden como un eco
¿Seguirás siendo mío?
¿Recordarás mi nombre y me echarás de menos?
¿Querrás verme de nuevo o en este domicilio
donde los leños no arden mi huella se ha extinguido?
Tal vez la sombra hastiada que entrevere a tu sombra
no será ni la sombra de lo que un día fuimos.

Latinoamérica



















Soy,
Soy lo que dejaron,
soy toda la sobra de lo que se robaron.
Un pueblo escondido en la cima,
mi piel es de cuero por eso aguanta cualquier clima.
Soy una fábrica de humo,
mano de obra campesina para tu consumo
Frente de frio en el medio del verano,
el amor en los tiempos del cólera, mi hermano.
El sol que nace y el día que muere,
con los mejores atardeceres.
Soy el desarrollo en carne viva,
un discurso político sin saliva.
Las caras más bonitas que he conocido,
soy la fotografía de un desaparecido.
Soy la sangre dentro de tus venas,
soy un pedazo de tierra que vale la pena.
soy una canasta con frijoles ,
soy Maradona contra Inglaterra anotándote dos goles.
Soy lo que sostiene mi bandera,
la espina dorsal del planeta es mi cordillera.
Soy lo que me enseño mi padre,
el que no quiere a su patria no quiere a su madre.
Soy América latina,
un pueblo sin piernas pero que camina.

Tú no puedes comprar al viento.
Tú no puedes comprar al sol.
Tú no puedes comprar la lluvia.
Tú no puedes comprar el calor.
Tú no puedes comprar las nubes.
Tú no puedes comprar los colores.
Tú no puedes comprar mi alegría.
Tú no puedes comprar mis dolores.

Tengo los lagos, tengo los ríos.
Tengo mis dientes pa` cuando me sonrío.
La nieve que maquilla mis montañas.
Tengo el sol que me seca y la lluvia que me baña.
Un desierto embriagado con bellos de un trago de pulque.
Para cantar con los coyotes, todo lo que necesito.
Tengo mis pulmones respirando azul clarito.
La altura que sofoca.
Soy las muelas de mi boca mascando coca.
El otoño con sus hojas desmalladas.
Los versos escritos bajo la noche estrellada.
Una viña repleta de uvas.
Un cañaveral bajo el sol en cuba.
Soy el mar Caribe que vigila las casitas,
Haciendo rituales de agua bendita.
El viento que peina mi cabello.
Soy todos los santos que cuelgan de mi cuello.
El jugo de mi lucha no es artificial,
Porque el abono de mi tierra es natural.

Tú no puedes comprar al viento.
Tú no puedes comprar al sol.
Tú no puedes comprar la lluvia.
Tú no puedes comprar el calor.
Tú no puedes comprar las nubes.
Tú no puedes comprar los colores.
Tú no puedes comprar mi alegría.
Tú no puedes comprar mis dolores.

Você não pode comprar o vento
Você não pode comprar o sol
Você não pode comprar chuva
Você não pode comprar o calor
Você não pode comprar as nuvens
Você não pode comprar as cores
Você não pode comprar minha felicidade
Você não pode comprar minha tristeza

Tú no puedes comprar al sol.
Tú no puedes comprar la lluvia.
(Vamos dibujando el camino,
vamos caminando)
No puedes comprar mi vida.
MI TIERRA NO SE VENDE.

Trabajo en bruto pero con orgullo,
Aquí se comparte, lo mío es tuyo.
Este pueblo no se ahoga con marullos,
Y si se derrumba yo lo reconstruyo.
Tampoco pestañeo cuando te miro,
Para q te acuerdes de mi apellido.
La operación cóndor invadiendo mi nido,
¡Perdono pero nunca olvido!

(Vamos caminando)
Aquí se respira lucha.
(Vamos caminando)
Yo canto porque se escucha.

Aquí estamos de pie
¡Que viva Latinoamérica!

No puedes comprar mi vida.

Fuente: musica.com

http://youtu.be/nph5d-eZUHU

lunes, 14 de noviembre de 2011

Eduardo Galeano



Río Iguazú, Año 1542

A plena luz

Echando humo bajo su traje de hierro, atormentado por las picaduras y las llagas, Alvar Núñez Cabeza de Vaca se baja del caballo y ve a Dios por primera vez.

Las mariposas gigantes aletean alrededor: Cabeza de Vaca se arrodilla ante las cataratas del Iguazú. Los torrentes, estrepitosos, espumosos, se vuelcan desde el cielo para lavar la sangre de todos los caídos y redimir a todos los desiertos, raudales que desatan vapores y arco iris y arrancan selvas del fondo de la tierra seca: aguas braman, eyaculación de Dios fecundando la tierra, eterno primer día de la Creación.

Para descubrir esta lluvia de Dios ha caminado Cabeza de Vaca la mitad del mundo y ha navegado la otra mitad. Para conocerla ha sufrido naufragios y penares; para verla ha nacido con ojos en la cara. Lo que le quede de vida será de regalo.

-Naufragios y comentarios (Madrid, EspasaCalpe, 1971)
Eduardo Galeano
Memoria del Fuego (I)
Los nacimientos

sábado, 12 de noviembre de 2011

DIFERENTE



Porque soy diferente no me quieren
y por pensar distinto me marginan
a mi dolor silente no imaginan
o acaso ni suponen que me me hieren.

Pero ellos cuando matan siempre mueren
y creo que otra luz los ilumina
aquella que no corre ni camina
que se estanca en el fango. Esa prefieren.

Por eso no consiguen su objetivo
ya que lo que me daña me da fuerza
y en lugar de morirme sigo vivo

de mi senda no hay nadie que me tuerza
mi semilla germina como el trigo
y avanza entre cizañas sin reversa.

Quién



Tiene hambre de matar/y es una santa./ Es la sordera atenta a los tumultos/Nunca dice que no/pero se niega/y anda requetemuerta/entre los vivos.

¿POR QUÉ TANTO MALTRATO E INJUSTICIAS?

























































ANCESTRAL

Por qué, mujer
amiga, hermana, coterránea,
compañera, colega, madre,
virgen, lesbiana, prostituta,
pájara carpintera
martineta, leona
yegua y potranca
perra, gata, torcaza,
jirafas africanas
vacas de las llanuras
delfinas, tiburonas
focas, osas polares
tigresas, lechucitas
iguana, mosca, abeja,
guatemalteca, hindú
turca, portorriqueña
parisina, hondureña,
de las islas Galápagos,
del hemisferio norte
de América latina,
Beatriz, Medea, Electra,
Nora, Camila, Eva,
Alicia, Catalina,
la delgada, la gorda
la rubia, la morena,
la de tapados caros
la de tristes harapos.
Hembras de todo el mundo:
¿Por qué?

CATARATAS DEL IGUAZÚ



Catarata de luz/qué maravilla/la tierra carmesí/la fauna y flora/con nuevo sol/al universo brillan./Argentina regala desde ahora/esta belleza que ya nadie ignora.

jueves, 10 de noviembre de 2011

LA GENTE SIEMPRE HABLA






Me gustó, porque nuestra "libre pensadora" dice verdades. La verdad es que si la gente se ocupara de su propia vida en lugar de joder tanto la ajena, estaríamos mejor.

No importa quién lo diga,es así.

martes, 8 de noviembre de 2011

ARMANDO TEJADA GÓMEZ


Historia de tu ausencia

Si ahora digo amor tal vez no diga
que la ausencia me mira del fondo de tus ojos,
que aquí estuvimos juntos, que fue hermoso
y que el sol conocía tu perfil de memoria.
Tal vez sea imposible que alguien sepa lo claro,
la luz que fue llevarte de la mano pequeña
como a un tallo mecido por un viento de música
hacia los territorios donde aguarda el silencio.

Y ya que estás distante,
qué pensarán los árboles
qué dirán las canciones,
cómo verá la noche mi soledad de río;
dónde pondrán su ronda los niños de la tarde,
adónde irán los pájaros sin tu risa y mi silbo
y la calle tan sola con sus puertas inútiles
y las sombras sin besos
y los perros perdidos;
ahora que la ausencia me interrumpe la boca,
ahora que me esperas tan allá de los niños.

Se nos ha muerto el año.
Yo le veo el invierno
hecho de un sólo frío,
de un solo tajo solo
a la mitad de agosto,
de una dura distancia...
larga, definitiva.
Porque de pronto sobran los barcos,
los andenes
y de pronto este rumbo ya no tiene sentido
como si nadie fuera hacia ninguna parte
o alguien hubiera muerto a mitad de camino.

Alguien.
Mi voz. Tu pelo. Las cosas que no dije.
La flor de tu vestido.
Se nos ha muerto el año donde dejé tu nombre
para que recobrara su condición de estío.

Ya no sé,
nunca entiendo estas precarias sílabas,
cosas que no recuerdo de pronto me dominan:
¿te dije que tenías la piel como de humo?
¿que de estarme en tus ojos me conozco el origen?
¿te he enseñado el misterio de los árboles solos?
¿sabes ya que tus manos son dos siestas dormidas?
No sé,
nunca recuerdo tanta distancia,
tanta canción que no he cantado
cuando anduvimos juntos.
Me dolería mucho no haberte dicho todo
lo que llevo en la boca casi como otra risa.

ARMANDO TEJADA GÓMEZ

FILOSOFÍA BARATA



Ella intuía que su problema consistía en no saber filosofía.
Pero por más que lo intentaba, las puertas del conocimiento se cerraban en sus narices. O quizás sería más explícito decir en su cerebro.
No obstante, en cada sueño el río cambiaba, nunca era el mismo.
Las flores corrían arrastradas por la corriente y algunas se enredaban en los árboles que jamás volvía a ver porque mutaban, como el agua.
Al despertar, su grito no era lo bastante vivo como para rescatar más o menos esa idea, eso, el devenir.
Se veía en la cueva, primitiva, con la conciencia a oscuras.
Destino ciego que mantenía cerrada la entrada de aire nuevo a sus pensamientos.
Es por eso que iba a morir, por no creer en la existencia inmortal de su alma.

BIENVENIDA



Ya está aquí. Llegó como dijeron, con todo el equipaje.
Y los cuartos se llenan de olores espectrales o lívidas sonrisas.
Las luces de la lámpara del comedor estrenan un traje adusto
las risas de la mesa se declaran en huelga
y hay marchas de silencio en frisos y ventanas.
Su mirada sin ojos hostiga el pensamiento
y un abanico en fuego quemazona las larvas.
Ella y la otra se mancomunaron. Encontraron la paz
o una manera casi gemela.
Los de afuera no entienden
pero la brújula señala un norte claro.
Se levantó el bastión. Llegó la hora de poner fin a toda esta masacre.
Ahora una calma extraña está vaciando la feria del dolor
y cesan los murmullos.
Ahora reina y gobierna un orden trastocado
enemigo de normas y de leyes.
Un orden singular, eufónico,elegido.

MISTERIO



Tiene hambre de matar
y es una santa.
Es la sordera atenta a los tumultos
Nunca dice que no
pero se niega
y anda requetemuerta
entre los vivos.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

YUGOS

I
Estoy muerto
parece un disparate
mi cintura es un espléndido lunar
ya no hay yugo ni Dios en mi cabeza
mi alma huele a llorar
no es emoción
es que ella no sucumbe y queda sola.

II
Tanta emoción
tanto disparate
el yugo que no cesa
la cabeza de Dios domina el alma
la cintura, el lunar
paisaje muerto
espléndido llorar que nos libera.
Huele a lluvia recién desparramada
no sucumbe el amor, germina vida.

martes, 1 de noviembre de 2011

NO QUIERO



No quiero ser más una niña buena
ni decir sí a todo lo que me piden
no quiero complacer a todo el mundo
ni estar siempre dispuesta para los demás.
Quiero pensar en mí
deseo priorizarme
escuchar mis latidos
leer todos mis síntomas
aceptar los reclamos de mi piel
y celebrar mis genitales de mujer.

SECRETOS



Hay secretos que corroen el alma
son monstruos que se agigantan con el tiempo
trepan como enredaderas
por la medianera entre el cuerpo y el alma.
Se alojan en la garganta
y allí se desparraman
te empetrolan
piquetean la libertad de ser feliz.
Pero hay otros secretos
que son abeja destilada
dulce manta de viaje
pasaporte de lujo al paraíso.
Cada vez que se cruzan las miradas
se desliza una mano negligente
se espolvorea un beso distraído
se obsequia una palabra…
el secreto renace
nos habita
nos toquetea por dentro
nos urgencia.
Y otra vez el incendio es implacable.