lunes, 30 de junio de 2014

Ventana cerrada

Decía mi madre.
Y en el profundo lago de sus manos
todo mi ser se hundía.
Palabra por palabra
fue amasando mi hechura
y el silbido del pino en los suburbios
acunaba el desvelo.
Un dédalo incesante
un manantial de flores vespertinas
ahora que la ventana está cerrada
se abre el cuaderno de par en par.
El rostro de esta niña
despedaza perdones a fogonazos lerdos
y la espada atraviesa
la página de la verdad.
Verdad herida
ráfaga del silencio
el amor es un lúgubre insecto
con alas abortadas.
El llanto baja desde la montaña
para que luzcan los geranios.

Nunca sabré por qué
ni sabré cuánto.

jueves, 26 de junio de 2014

CRIMEN SIN CASTIGO

 (Dedicado, desde los ovarios, a todas las mujeres, TODAS, que han sufrido cualquier tipo de abuso sexual)
Yo soy la que violaron
la que ultrajaron   rompieron   y despedazaron.
Yo soy la adolescente
que caminó de noche
por las calles desiertas
con el único pecado
de llevar una vulva entre las piernas.
Volvía de la nocturna
a contarle a mi madre que pasaba de año.
Solo le llevé pena   terror   desconsuelo.
Ojalá hubiera muerto
ojalá no tuviera memoria
ojalá que la lluvia lavara
el hedor de su esperma
y el ruido de esa risa peor que mil puñales.
¿Qué fui? ¿Qué soy?
¿Un juguete del diablo?
No solo me violaron:
se robaron mi alma.
Me eyacularon miedo
me quitaron los sueños
los hijos
el amor.
Me untaron de vergüenza
horror de ser mujer.
Quiero ser una ameba
un mineral
la nada.
Quiero no haber nacido
ni cruzado esa calle
ni ver los ojos tristes de mi madre.
Quiero no estar
no ser.
No haber sido jamás.

©Olga Liliana Reinoso

viernes, 6 de junio de 2014

EDUCAR PARA LA PAZ: he aquí la cuestión



“Para algunos es la hora del fracaso. Para los creadores, es la hora del renacimiento”.
                                                                                              Miguel Grinberg

   En medio de una sociedad convulsionada, en la que la violencia se ha vuelto una práctica habitual frente a la cual se han desarrollado anticuerpos que nos hacen perder la capacidad de asombro, es un deber inalienable de todo adulto bien nacido, educar para la paz. Y en el caso de los docentes esa misión se intensifica, ya que la “materia” con la que se trabaja es, precisamente, la niñez y la juventud, es decir, seres en formación, tierra ávida y fértil donde sembrar la semilla cuyos frutos se verán a no muy largo plazo.
Sin lugar a dudas, todos hemos escuchado y/o dicho alguna vez, que en la sociedad actual no existen valores, o que ha cambiado su jerarquía, o que el orden se ha trastocado de tal manera que aquellos principios en los que fuimos formados ya no pueden percibirse porque los tapa el materialismo, el consumismo, la falta de solidaridad, el desprecio por la vida.
Nuestro país tiene una historia reciente basada en la intolerancia, en el terror y en la impunidad. Tantas vidas se han segado que el miedo se ha enraizado hasta inmovilizar, creando la falsa ilusión de que no involucrarse ofrece alguna garantía.
En medio de este escepticismo y este autismo afectivo, hemos perdido de vista que somos el mensaje que los jóvenes leen y ese mensaje es tan desesperanzado que se convierte en una opción de muerte con su multifacético rostro. La falta de fe, la falta de ética, la falta de respeto, generan reacciones violentas que no se remedian con bellas palabras si éstas no vienen avaladas por gestos auténticos.

Por lo tanto, educar para la paz requiere:
¨       Asumir la adultez
¨       Comprometerse
¨       Educar en valores
¨       Educar con el ejemplo
¨       Educar en la equidad
¨       Enseñar a pensar
¨       Educar en la sensibilidad
¨       Educar desde el afecto




        ASUMIR LA ADULTEZ

    Aunque suene increíble, los adultos de hoy parecemos no resignados a crecer, pretendemos estar en permanente estado de adolescencia, ya que esta etapa de la vida, gracias al dios mercado, al poderoso caballero Don Dinero y a la bendita sociedad de consumo, se ha convertido en la más preciada. Entonces, mágicamente, todos los conflictos originados por el proceso de crecimiento a los que la psicología ha dedicado frondosa y profusa literatura, se evaporan ante los últimos cánones de la belleza que exigen ser eternamente jóvenes. ¿Quién podría rechazar tan tentadora oferta? Sólo un adulto maduro, consciente y responsable, que comprenda que su deber es servir de guía a los que vienen detrás.
Sin embargo, resulta bastante difícil diferenciar entre padres e hijos ya que todos aparecen vestidos con uniforme de jean y zapatillas y los chicos no alcanzan a crear un nuevo cronolecto,  que ya se  apropian los mayores de su variedad lingüística.
 No obstante, conviene aclarar que no todo tiempo pasado fue mejor, y en todo caso, ya no existe; por lo tanto, es más saludable convivir armónicamente con el presente.
Nosotros, los adultos, ya vivimos la etapa de la adolescencia y ahora nos toca vivir otro momento, también hermoso si uno puede valorar la fortuna de estar vivo y en actividad.
Los jóvenes tienen derecho a ocupar sus espacios sin sufrir invasiones o usurpaciones, porque eso les permitirá crecer en libertad y empezar a hacerse cargo de sus obligaciones.
Cierto día una psicóloga contó que una paciente de 15 años, anoréxica, le había dicho que había dejado de comer cuando su madre “se vistió de ella”.
Creo que esta historia sintetiza descarnadamente los efectos nocivos que puede acarrear en un adolescente la confusión de roles y la ocupación de lugares que les corresponden por derecho propio.
En conclusión, situarnos en nuestro papel de adultos con toda la dignidad que esto requiere, es una manera de clarificar la situación y poner  un poco de orden en este caos finisecular y posmoderno.


COMPROMETERSE

Mucho se ha dicho acerca de la vocación docente, que es un sacerdocio, que es una segunda maternidad/paternidad… Tal vez muchas de esas afirmaciones nos provoquen una sonrisa y pensemos que están perimidas, pero si ahondamos en sus raíces, encontraremos que encierran algo de verdad. Porque la docencia es entrega y fervor, es creer tan profundamente en algo como para poder transmitirlo, según dijera Chesterton.
No importa si las condiciones no son las ideales, si el salario no alcanza o el sistema oprime; debemos deslindar ambos aspectos para no perder de vista los objetivos que se persiguen en cada caso. Por supuesto que  seguiremos luchando por nuestros derechos como trabajadores, pero sin contaminar nuestra función en el aula. Ese contacto directo con el alumno, es un espacio intransferible y maravilloso.
Si olvidamos o minimizamos este aspecto, convendría que nos dedicáramos a otra actividad.

EDUCAR EN VALORES

Creo que es hora de recuperar aquellas prácticas de la modernidad que “los profetas del todo vale” pretenden sepultar o al menos descartar por inservibles, y demostrar a las nuevas generaciones que hay valores eternos, que jamás caducarán porque tienen que ver con la esencia de la humanidad.
Para esto es necesario unificar criterios, de modo que todos seamos responsables  a la hora de trabajar con contenidos transversales.
Aunque lo primordial en este tema es mantener una línea de conducta que vaya en concordancia con nuestro discurso.
Un alumno me dijo hace pocos días que no fuera tan fanática con la honestidad. Como si se pudiera ser honesto a medias. Ser o no ser, esa es la cuestión.  
Tal vez ese “fanatismo honesto” que mi alumno mencionó, pueda ser recordado y aplicado por él en algún momento. De eso se trata.


EDUCAR CON EL EJEMPLO

Tengo la certidumbre de que no hay mejor educación que la basada en el ejemplo. Si nuestra conducta es creíble, si los jóvenes sienten que no los engañamos, que no prometemos falsamente, que somos capaces de sostener una idea frente a cualquier interlocutor, nos convertiremos en modestos modelos al alcance de la mano.
Pero si ellos descubren dualidades, doble discurso, ambigüedad, sólo aumentaremos su desconcierto, que ya es mucho.
De modo que, desde mi óptica, educar con el ejemplo requiere, en principio, coherencia. Y suficiente apertura  para reconocer nuestros errores y, a la vez, demostrar que no deben tomarse como fracaso sino como aprendizaje. Aprender de los errores ayuda a revertir una situación, en principio negativa,  para transformarla en una fuente de nuevos y enriquecedores saberes.

EDUCAR EN LA EQUIDAD

Otra forma que contribuye necesariamente a educar en la paz tiene que ver con la equidad, con la igualdad de oportunidades, con una búsqueda incesante de las potencialidades de cada sujeto, o, según la Teoría de las Inteligencias Múltiples (TIM), elaborada por Howard Gardner en Harvard,  resaltando alguna de las ocho inteligencias (Lingüística, lógico- matemática, visual –espacial, musical, intrapersonal, interpersonal, físico-kinética, naturalista). Partir de la base de que todo ser humano tiene capacidad o talento para algo.  No pasar por alto la diversidad, de modo que cada uno encuentre su lugar en el mundo y no se sienta marginado o se automargine. 
Por consiguiente, actuemos con flexibilidad, ya que la rigidez genera rebeldía y otras reacciones encontradas. Para eso es imprescindible contar con suficientes conocimientos de psicología evolutiva y no haber perdido la memoria respecto de nuestra niñez y adolescencia.
Corroborando esta postura, el respeto a ultranza es una práctica que debe primar en nuestro actuar cotidiano, para lo cual jamás debemos perder de vista que enfrente tenemos personas, sujetos de derecho.

ENSEÑAR A PENSAR

Hace unos años escuché el discurso de un funcionario de la cartera de educación en el que expresaba que la educación actual se diferenciaba de la de nuestros padres y abuelos porque nada de lo que ofrecía era para siempre, dado que todo evolucionaba y se modificaba tan vertiginosamente.
Disentí en ese momento y sigo disintiendo con esa postura debido a que estoy convencida de que la educación aun hoy puede brindar aprendizajes para toda la vida, esencialmente en lo relacionado con contenidos procedimentales. Por ejemplo: enseñar a pensar (a interpretar, a relacionar, a asociar, a fundamentar, a opinar).
Si logramos este propósito habremos formado personas capaces de adaptarse a todos los cambios, de sostener sus propias ideas, de tomar decisiones. Es decir, personas a las que no será fácil masificar.
Paulo Freire decía que la educación era “bancaria”: depositaba datos en la memoria del alumno.
Para contrarrestar este defecto, activemos la capacidad creadora de los niños y jóvenes.


  
   
EDUCAR EN LA SENSIBILIDAD

No sé por qué extraño sortilegio, los seres humanos parecemos educados para el ocultamiento de nuestras emociones y sentimientos, sobre todo de los buenos, de los nobles, ya que si nos atrevemos a mostrar algo de lo que sentimos, generalmente se relaciona más con lo negativo. Por eso es necesario poner en evidencia que un rasgo esencial de la condición humana es la sensibilidad. Si la indiferencia gana la batalla, empezaremos a aceptar como normales situaciones que deberían causarnos espanto.
Nadie debería avergonzarse, por ejemplo, de llorar en público. Lejos de ser una debilidad, eso demuestra la valentía de mostrar lo que se siente.
Por otra parte, ahondar en los lenguajes artísticos es una herramienta efectiva para reflotar la postergada sensibilidad.
Ya existen numerosos ejemplos de recuperación de sectores en riesgo a través del arte (Manzana de las Luces, Música del Alma)

EDUCAR DESDE EL AFECTO

Afortunadamente, ha perdido vigencia aquella sentencia terrible que pregonaba: “la letra con sangre entra”, sin embargo, todavía subsisten algunos nostálgicos embozados que usan la docencia para abusar del poder (cada vez menor) que existe en la relación docente-alumno. Qué manera tan perversa de distorsionar el espíritu de la docencia cuyos atributos principales deben ser la tolerancia y la paciencia, ya que los jóvenes son personas en formación, dúctiles como arcilla entre las manos. No se puede extorsionar con las acreditaciones, no se puede especular. Y habrá que bajarse de la soberbia y de la omnipotencia  porque nadie tiene el saber absoluto y es por lo menos un despropósito, privarse de aprender lo que los demás –incluidos los alumnos- nos pueden enseñar. Los poetas, que no en vano eran denominados vates, siempre tienen la palabra exacta.

AVICULTURA


Yo soy el pájaro, dijo un pájaro
hasta que el gato lo cazó al vuelo
y lo exhibió como un trofeo.

Yo soy un pájaro, rectificó el pájaro
pero a esta altura la humildad
no le sirvió de nada.

                                           

                                             MARIO BENEDETTI




La humildad es el camino más directo para llegar al corazón de los demás.
   Acorde con esto, el empleo del diálogo es prioritario para solucionar todos los conflictos. Un alumno que se sienta escuchado y considerado responderá en consecuencia. Quizá sea ardua la tarea y sin duda, sus logros se verán a largo plazo, pero no intentarlo, no esforzarse en esa meta, sería como renunciar a la rosa porque tarda en florecer.
También es perentorio revalorizar y mejorar las relaciones entre pares, que suelen ocasionar más de un trastorno psicológico, cuyas secuelas se prolongan a lo largo de toda la vida. Evitar los motes, los roles rígidos, las burlas soeces, la discriminación de cualquier tipo.  
Además, debemos reinstaurar la costumbre  de explicitar el afecto, ya que es  gratificante  y saludable.
Y recordar que los jóvenes reclaman límites claros pues en ellos ven, también, una manifestación afectuosa. En efecto, poner límites es demostrar que el otro nos interesa y que le estamos marcando pautas porque queremos que se desarrolle en armonía y  en orden.
Por último, no debemos olvidar que incentivar, alentar y reconocer los méritos de nuestros alumnos, fortalece su autoestima y, por consiguiente, los predispone mucho mejor para encarar cualquier tipo de proyectos.


En conclusión, educar para la paz es un deber irrenunciable de los docentes. Formar futuros ciudadanos confiados y confiables, que puedan resignificar el valor de la palabra empeñada y descarten cualquier forma de  violencia, que actúen con ética como un principio para sostener su dignidad, es nuestro máximo objetivo, porque con él estamos  contribuyendo generosamente a la reivindicación de la más grande de las utopías: vivir en un mundo mejor.


                                                               Olga Liliana Reinoso



jueves, 5 de junio de 2014

Maratón

No sé si ya te fuiste
si estás muerto
pero en la oscuridad acuartelada
yo presiento tus diurnas entrevistas
tu gorjeo de pájaro maltrecho
tus dedos manantiales.
He tomado licencia;
vacaciones de sábana y gemido,
un maratón de pensamientos vagos
y me pongo a llorar.
Por esa insólita manera de estar siempre
de erupcionar mi piel desmemoriada
celebro cada roce, cada risa.

Brindo por haber sido tu habitante.

martes, 3 de junio de 2014

SI

Si me vieras llorar
si me oyeras reír
si escucharas llover a mi lado.
Si arroparas mi sueño
o charlaras mi insomnio.
Si llevaras mis pasos
si endulzaras mi beso
si cubrieras mi miedo con tus manos.
Si me dieras tu paz
y tu guerra también.
Si incendiaras mi piel
en el invierno.
Si me hicieras volver a amanecer
y pusieras tu voz a mi silencio.
Si me dieras la llave
si me instaras al vuelo
si arrullaras al niño que no cesa.
Si acariciaras mi alma
si crearas palabras
si dijeras que sí
si me miraras.