lunes, 30 de junio de 2014

Ventana cerrada

Decía mi madre.
Y en el profundo lago de sus manos
todo mi ser se hundía.
Palabra por palabra
fue amasando mi hechura
y el silbido del pino en los suburbios
acunaba el desvelo.
Un dédalo incesante
un manantial de flores vespertinas
ahora que la ventana está cerrada
se abre el cuaderno de par en par.
El rostro de esta niña
despedaza perdones a fogonazos lerdos
y la espada atraviesa
la página de la verdad.
Verdad herida
ráfaga del silencio
el amor es un lúgubre insecto
con alas abortadas.
El llanto baja desde la montaña
para que luzcan los geranios.

Nunca sabré por qué
ni sabré cuánto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bienvenida. Te deseo mucha suerte.