Me fui desmadejando
entre los barcos y las sirenas.
Añil mi voz, se desangró en el agua.
Ya no hay luz
ya no hay atardeceres.
El ardiente silencio del vacío
se mutila en los riscos.
Apenas una brizna
una canción desafinada
un planeta de nadies
en la galaxia de mi corazón.
Tengo un pájaro muerto en la garganta
y este breve febrero se hace inmenso
cuando abrazo tu ausencia.
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Bienvenida. Te deseo mucha suerte.