miércoles, 4 de agosto de 2010

DÉCIMAS, de OSCAR MAURICHAU


25 de Mayo.

Bicentenario de la

Revolución patria.

(Décimas alusivas.)



Relojeando el almanaque

para mirar los feriados,

que por estar colorados

alegran el calendario;

vi que el doble centenario

se celebra el veinticinco,

el corazón me dio un brinco

al evocar esa gesta,

y pensé que la ocasión,

bien se merece una fiesta.



Y recordé aquellos hombres

que en las láminas estaban,

y ni bolilla le daban

a la lluvia persistente,

se amontonaba la gente

y firmes con el paraguas,

se protegían del agua

que diluviaba a roletes:

hoy todo se arreglaría

organizando un piquete.



Andaba el patriota French

y su amigo, un tal Berutti,

regalándoles a “tutis”

cintas celestes y blancas,

con un nudo en la garganta

ahogado por la emoción,

asomándose al balcón

en medio del desconcierto

dijo un revolucionario:

“queremos cabildo abierto”.





Porfiáu, Baltazar Cisneros

no les quería dar pelota,

se vinieron en patota

Saavedra y otros muchachos,

lo mandaron al “ caracho”

al enconado virrey,

y decretaron la ley

en forma unida y conjunta,

y allí quedó conformada

por fin la primera junta.



Saavedra, Paso y Moreno,

encabezaron la lista,

entraron pidiendo pista

para arreglar el balurdo,

tener virrey era absurdo

habiendo tantos criollos

que entendían el meollo

de semejante cuestión;

ya que el rey estaba preso,

en manos de Napoleón.



Pero….argentinos al fin…..

empezaron las discordias,

comenzó a girar la noria

de apetencias personales,

unos eran radicales

en su forma de pensar,

otros, pa diferenciar,

eran más conservadores,

que Saavedra…..que Moreno…..

y allí empezó el “ tole-tole”.



Vinieron los desencuentros

con gente del interior,

para evitar el clamor,

fuertes medidas tomaron,

a todos los fusilaron,

para apaciguar la cosa,

no eran pétalos de rosas,

lo que se andaban tirando,

y ya de entrada nomás:

se conformaron dos bandos.



Y pasaron unos años,

siempre como perro y gato,

vino el primer triunvirato,

y después vino el segundo,

con todo el dolor del mundo,

en mil ochocientos trece,

el gobierno languidece,

vino una gran asamblea:

pusieron un directorio,

a apaciguar la pelea.



Empezó a tallar entonces

la logia de un tal Lautaro,

donde muchos se anotaron

para manotear un cargo,

pero primó, sin embargo,

el tino y la discreción,

se vinieron en montón,

pero alguien les paró el carro,

y al cortarles bien el pasmo

en el molde se quedaron.



Se dictaron muchas leyes,

pa bien de toda la gente,

se dictó la ley de vientres…..

se abolió la esclavitud….

que era una gran multitud,

y los negros de contentos,

crearon el movimiento

del locro y la carbonada,

que fueron los precursores

del chorizo y la empanada.



Se quemaron en la plaza

instrumentos de tortura,

y a los mismísimos curas,

se les llamó la atención,

porque ya la inquisición

andaba por estos pagos,

y aunque no hicieron estragos,

como hicieron en Europa:

por las dudas los frenaron,

para que cuiden la ropa.



Así fue, a grandes rasgos,

que conformaron la historia,

muchos sabrán de memoria

como se fue manejando,

con intereses rondando

que impedían gobernar,

y sin poder explicar

la causa del retroceso:

entre propios y extranjeros

se querían llevar el queso.



Belgrano pal lau del norte,

San Martin en San Lorenzo,

fueron cubriendo un extenso

período de la historia,

ellos soñaron la gloria

para una nación futura,

siguieron con la aventura

de forjar la patria grande,

y corrieron a los “godos”

a poncho, caballo y sangre.



Pero el gobierno temblaba,

por distintas circunstancias,

y por suavizar sus ansias

muchos andaban calientes,

querían un presidente,

pensaron en Rivadavia,

y aunque con no poca rabia

de algunos, lo consiguieron,

este se trajo un sillón:

nunca se lo devolvieron.







Y de ahí para adelante

vinieron los avatares,

unitarios….federales…..

Urquiza…don Juan Manuel….

muchos pensaron en él

como el gran restaurador,

pero subía el clamor

acusando a la “mazorca”:

por cualquier desavenencia

te mandaban a la horca.



Entró a tallar, como siempre,

el amigo don dinero,

y los grandes estancieros

manotearon el poder,

otros, sin saber que hacer,

de la noche a la mañana,

y con una ley de aduana

que tecleando los dejó:

tuvieron que hacerse amigos

de la divisa punzó.



Bueno, de ahí, hasta estos días,

la cosa es más conocida,

y la nación, dividida,

siempre anduvo a los ponchazos,

si alguien por sacarse el lazo

a otro quiere echar la culpa,

que se olvide la disculpa

y acepte con dignidad:

que todos fuimos culpables

de tanta calamidad.



Vinieron tiempos fuleros,

tiempos de paz y de guerra,

y del sálvese quien pueda

muchos hicieron un fin,

del uno al otro confín

del territorio argentino,

hubo buenos y ladinos,

hubo hijos y entenados,:

gane Juan o gane Pedro,

siempre caían parados.



Después vino un presidente,

al tiempito vino otro……

todos pensando en “ nosotros”,

nadie tiene duda de eso,

se masticaron el queso;

¡no dejaron ni el palito.!

y de un “debe” chiquitito,

nos hicieron un cuentón,

y decretar una “ urgencia”

fue la mejor solución.



Pero yo no quiero hablar,

de políticos problemas,

sabemos que de ese tema,

somos culpables nosotros,

¿porqué no elegimos otros

si lo que hay no nos gusta..?

sería una cosa justa

que cuando a votar nos metan,

elijamos al mejor,

no al que nos da la “cometa”.



Y así fueron sucediendo

las cosas en mi país,

que es un enorme tapiz

de encuentros y desencuentros,

pero esperemos contentos,

que la cosa cambiará,

y si esperanza nos da,

cada gobierno que entra:

dejémosla gobernar

a nuestra actual president A.













Hoy, hace doscientos años

que todo esto comenzó,

¡la pucha que lo tiró..!

como se ha pasado el tiempo,

más rápidos o más lentos

los momentos llegarán,

en que estemos orgullosos

de nuestro ser nacional,

y que este BICENTENARIO:

nos brinde paz y unidad.



O.G.M.

20/5/2010.



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