Maúllo como los gatos oxidados
que se descuelgan de las chimeneas
con su grito de celo y desamparo.
Voy cruzando los puentes
envuelta en el armiño de vapores,
-luna que huye entre cenizas-
pierdo cabeza y zapatos y pudores.
Ataco a puñetazos las palabras
y las mentes,
vetustas muecas de la inquisición.
No al aborto no al
amor
no al cuerpo que se tatúa placeres
en la última bocanada de la noche.
Represión, palo palo, castigo a los culpables de sentir.
y alcanzo a pintar el paisaje de un beso
sobre la correntada.
Los barcos me saludan, me invitan, me desprecian
y yo vomito pensamientos.
Todo tiembla aquí adentro
la autopista del sueño es un suplicio
que murmura amenazas en el ventiluz.
Un demonio angelado hace volteretas
en la cuerda floja de mis tripas
y desnuda los miedos que me ahorcan,
mientras me grita en el oído palabras soeces.
La voz en el teléfono es un coro
un balazo, un jazmín.
Y de la herida perfumada
emergen revoluciones,
bombardeos.
Bastaría una palabra para dar vuelta el mundo.
Pero mi voz es apenas un graznido
que el amor no sabe traducir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenida. Te deseo mucha suerte.