martes, 29 de mayo de 2012

EL PERDÓN


©Olga Liliana Reinoso



Dícese del perdón que es la remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna obligación pendiente.

También dice el refrán popular que “Errar es humano y perdonar es divino”, es decir, perteneciente a Dios.

Pero los hombres, dando siempre muestras de suficiencia y soberbia, se arrogan ese derecho que los excede, fundamentalmente porque les cuesta ponerlo en práctica.

Suele escucharse con frecuencia: “Yo perdono pero no olvido”. ¿Qué se cifra detrás de ese enunciado? ¿Por qué no se olvida? ¿Para qué? ¿Para estar alerta? ¿Para defenderse? ¿Para no volver a confiar? Esto levanta un manto de sospecha a la grandilocuente declamación: ¿Perdona el que no olvida?

Ni olvido ni perdón, exige la consigna de quienes abrazan la causa por el esclarecimiento de los crímenes durante la dictadura. Y ellos claman por justicia. Entonces, la búsqueda de la justicia ¿implica no perdonar?

Hay quienes piensan que, acaso, el perdón sea ejercicio del poder: alguien, con suficiente omnipotencia, tiene la benevolencia de perdonar a otro ser falible e imperfecto.

Pero ¿se pueden perdonar el desamor, la estafa, el abandono, la humillación? Especialmente, cuando eso ha motivado experiencias negativas que no tienen retorno. ¿Se puede rearmar la personalidad de alguien con la autoestima devaluada por tales agravios? Comentan que el corazón capaz de perdonar se alivia, sana sus heridas, es decir, se beneficia. ¿Por qué, entonces, ya que somos tan utilitarios, nos resulta difícil conceder el perdón?

Tal vez lo que no se pueda perdonar es aquello que se juzga como irreparable. Si algún daño se puede remediar, quizá resulte más fácil perdonarlo.

Puede ser que el perdón sea inversamente proporcional al daño recibido y si es verdad que perdón y olvido son equivalentes, Borges no deja opción: “Sólo una cosa no hay. Es el olvido.”

Aunque tal vez la diferencia entre olvido y perdón radique en la actitud del ofendido. Quien no perdona, recrimina, rememora, alimenta sentimientos negativos. En tanto que, quien no olvida, está atento y no baja la guardia por temor a ser sorprendido nuevamente en su buena fe. Además, es factible que cueste perdonar la traición de alguien muy amado, porque, subliminal y perversamente, es una forma de mantener el vínculo. Quien no perdona, de algún modo, subyuga.

“Cuenta un grupo de discípulos, que iban a tratar con el maestro el tema del resentimiento. Y el sabio les había pedido que llevaran papas y una bolsa de plástico. Ya en la clase, eligieron una papa por cada persona a la que guardaban resentimiento, escribieron su nombre en ella y la pusieron dentro de la bolsa. Algunas bolsas eran realmente pesadas. El ejercicio consistía en que durante una semana llevaran con ellos a todos lados esa bolsa de papas.”

“Naturalmente, la condición de las papas se iba deteriorando con el tiempo. El fastidio de acarrear esa bolsa en todo momento les mostró claramente el peso espiritual que cargaban a diario y cómo, mientras ponían la atención en ella para no olvidarla en ningún lado, desatendían cosas que eran más importantes.”

“Todos tenemos papas pudriéndose en nuestra “mochila” sentimental. Este ejercicio es una gran metáfora del precio que se paga a diario por mantener el resentimiento por algo que ya pasó y no puede cambiarse.”

“Sería muy bueno perdonar y dejarlas ir para llenarse de paz y calma. La falta de perdón es como un veneno que tomamos a diario, en pequeñas dosis, pero que, finalmente, nos termina envenenando.”

“Muchas veces pensamos que el perdón es un regalo para el otro sin darnos cuenta que los máximos beneficiados somos nosotros mismos.”

“El perdón es una expresión de amor.”

“El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.”

“No significa estar de acuerdo con lo que pasó, ni aprobarlo. Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que nos lastimó. Simplemente, significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causan dolor o enojo.”

“La falta de perdón nos ata a las personas con el resentimiento. Nos tiene encadenados. La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu, ya que neutraliza los recursos emocionales.”

Pero también he leído que solamente merece perdón aquel que se arrepiente sinceramente.



1 comentario:

  1. Yo agregaría a manera de reflexión personal, EL PERDÓN ES UNA DECISIÓN. Saludos Fabi

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Bienvenida. Te deseo mucha suerte.