sábado, 29 de noviembre de 2014

MANUSCRITA

Todavía conservo algunas viejas costumbres
como escribir a mano.

Sobre todo, en los días en que me siento gris.

Y llovizno finito
para que no lo adviertan.

Esos días escribo poemas
y practico la dulce manuscrita
de mi primer cuaderno.

Esa de cuando era una niña tan ingenua
que mi mayor dolor

era un rasguño en la rodilla.

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