En las aguas profundas
Mi corazón diseminado
entre los girasoles.
Y el alma vagabunda
silba melodías inventadas.
Yo me aferro a su mano
a su decencia
a esa estirpe
generosa.
Lanzo semillas en el viento
como un racimo de bondades.
De ese verdor soy consecuencia
y sus gajos de paz me salvaguardan.
Cuando el amor es natural
la muerte no puede derrotarlo.
Como una sombra amiga nos envuelve
para que no lastime la distancia.
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