viernes, 20 de abril de 2012

más allá

Bébeme.

Que esta sangre es la madre

de todas tus vertientes.

Muérdeme hasta teñirme

con palidez de luna.

Extirpa mis entrañas

arroja al fuego eterno

mis venas y mis órganos.

Nunca voy a morir.

Hay un designio

un nutriente fatal que me eterniza.

Aunque quieras borrarme del planeta

con tu vara de plata

yo sobreviviré en tus aortas

en el degüello insomne de tu llanto.

No sé quién lanzó al viento

la primigenia dentellada

solo sé que mi sangre está en tu sangre

y no hay sol asesino que me creme.

Odias mis ojos ciegos

mis angustias letales

odias la magnitud

de mi agonía.

Porque sabes que es falsa

que la noche protege mis resurrecciones

y mientras yo esté vivo

tu vida será siempre secundaria.

En cierto tiempo te amé como un humano,

pero no lo entendiste.

Y hoy te sorprende verme vital, enceguecido, ígneo:

tu sombra entre las sombras

con la inservible cruz de tu recelo.

Algún día vendrás a mi regazo

con las venas abiertas

y una sonrisa triste de guerrero

que no sabe perder.

Ahora aúllan los lobos en el bosque.

Huye. No quiero que te maten

ni que te entregues virgen.

Eres mi presa favorita,

mi amada inmaterial,

mi vampiresa.

©Olga Liliana Reinoso

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Bienvenida. Te deseo mucha suerte.