He perdido tu beso en un recodo
y desde entonces, mi alma vaga en vano
mendiga de un amor que no regresa.
Con la mano en la llaga del poniente
es un volcán en erupción
tirita, se retuerce, se acuartela
noche tras noche en la cara oscura
de una luna famélica y hereje.
He buscado el perdón en los caminos
borracho errante como alud que huye
maldito sol de barro y de molienda
tajo que parte en dos la taciturna
noche de los vientos.
Con el pecado a cuestas
con la culpa
en alta mar
de par en par abierto:
el beso de la ola no es tu beso
pero sacia mi sed.
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