Sobre el cadáver de una rama
se columpian los gritos.
El león de la mar
se arremolina
y larga sus zarpazos.
Llueve torrencialmente
en esa bocacalle de la espera
y el cielo, hecho pedazos,
se precipita como una lágrima gigante.
Dicen que es la furia de Dios
dicen que es el final
que es el destino
la profecía cumplida.
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