domingo, 10 de julio de 2011

FACUNDO II

LA DURA Y MILAGROSA VIDA DE FACUNDO CABRAL, CREADOR ORIGINAL

El trovador de sus aventuras
Nació en la pobreza más baja y ganó una fama muy peculiar y duradera con sus canciones de un estilo autobiográfico.

Por Karina Micheletto

Trovador, juglar, poeta, admirado cantautor. Trotamundos, aventurero de guitarra al hombro. Suerte de gurú espiritual de la música, “maestro”, según le decían sus miles de admiradores. Entre las muchas definiciones que podían caberle a Facundo Cabral, la más precisa fue quizá la que él mismo se dio: “Un narrador de historias, viajes, sueños, pesadillas”. Cabral perteneció a una raza de artistas de las que no abundaron: aquellos cuyo arte estaba en directa relación con la experiencia vivida y acumulada, o más precisamente, se nutría de ésta. Las circunstancias de su muerte muestran la vigencia que mantenía el cantautor en toda Latinoamérica. Será recordado por temas que fueron himnos unas décadas atrás, canciones con la capacidad de transmitir un mensaje humano amplio y abarcativo, contendor de las diferencias: “No soy de aquí, ni soy de allá, y ser feliz es mi color de identidad”. “Pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo”. “Vuele bajo, porque abajo, está la verdad”.

En los ’80, Cabral alcanzó el lugar de figura mítica del espectáculo y también de la cultura, que en su caso ambos mundos le cabían. Cumplía con las condiciones simbólicas que impone ese lugar mítico. Un origen muy humilde, una infancia de exclusión, una marca de vida sufriente. Una carrera que lo llevó a alcanzar reconocimiento internacional. Y un don diferencial: el de componer y cantar canciones a partir de sus reflexiones y también para narrar historias que lo tenían como protagonista. Era un hombre que se había hecho a sí mismo, que de la nada había llegado al reconocimiento de muchos. Y que, como otras figuras míticas de distintos momentos de la cultura argentina –Yupanqui podría ser un ejemplo– tuvo a su propio cargo el relato de esa construcción.

Sus shows eran como extensas entrevistas que él mismo se formulaba, entre canción y canción. Un hombre solo con su guitarra, una silla y un micrófono. Ya no hay muchos, tampoco, que puedan sostener una función con estos únicos elementos. En los últimos conciertos que dio en Buenos Aires, en abril en el teatro ND/Ateneo, le pidió a su amigo el periodista especializado en música popular Marcelo Simón que lo relevara en el rol de entrevistador. “Facundo Cabral comparte el escenario con un amigo dilecto”, anunciaba el show Canciones conversadas. Quienes lo vieron (fue a sala llena) siguieron sus aventuras de vida con entusiasmo, en el clima íntimo que siempre sabía crear.

Cabral había nacido el 22 de mayo de 1937 en La Plata y contaba que este nacimiento se había producido, literalmente, en la calle. El relato que hacía de su infancia variaba en los detalles, pero mostraba que todo le había sido dado para que su vida fuera otra cosa. Su padre lo abandonó antes de nacer, junto a su madre y siete hermanos. La familia emigró a Tierra del Fuego, donde vivió sus primeros años. Fue un chico de la calle, analfabeto y alcohólico, pasó por reformatorios y cárceles. Contaba que a los nueve años escapó de su casa para llegar a Buenos Aires. Quería conocer al presidente, porque sabía que “les daba trabajo a los pobres”.

Los detalles de aquella travesía que duró cuatro meses son un relato épico que llegó a las puertas de la Casa Rosada, a burlar el cerco de seguridad presidencial, a una charla con Juan Domingo Perón y Eva Duarte. Finalmente había logrado que su madre obtuviera empleo y que el resto de la familia se trasladara a Tandil. “Evita me brindó su afecto y se preocupó para que tuviéramos una casa con mi madre y hermanos en Tandil. Allí comenzó la buena para los Cabral”, contaba.

Hubo otra figura importante en su relato de vida, y fue la de un sacerdote jesuita que conoció estando preso, cuando era un adolescente. El cura le enseñó a leer y escribir, lo impulsó a estudiar, a amar la literatura. Estaba también aquel vagabundo que siempre mencionaba: “El 24 de febrero de 1954, un vagabundo me recitó el sermón de la montaña y descubrí que estaba naciendo. Corrí a escribir una canción de cuna, ‘Vuele bajo’, y empezó todo”. La idea de Dios era recurrente en su obra, aunque él se declaraba librepensador, sin adscripción a ninguna iglesia en particular.

Su figura estaba también hecha en base a las amistades que había cultivado, tan amplias como para abarcar a la Madre Teresa de Calcuta y Fidel Castro, Jorge Luis Borges y Pablo Neruda, entre otros notables a los que siempre se refería en sus espectáculos. A lo largo de su carrera editó decenas de discos con títulos como Cabralgando, Pateando tachos, Entre Dios y el diablo, El mundo estaba bastante tranquilo cuando yo nací, Recuerdos de oro, además de los que resultaron de sus multitudinarias presentaciones de Lo Cortez no quita lo Cabral y Ferrocabral. También escribió los libros Conversaciones con Facundo Cabral, Mi abuela y yo, Salmos, Borges y yo, Ayer soñé que podía y hoy puedo, el Cuaderno de Facundo, entre otros.
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-171913-2011-07-10.html


Un asesinato incomprensible
Iba al aeropuerto para viajar a Nicaragua, después de dar dos conciertos. Le cerraron el paso y acribillaron la camioneta en que viajaba. Sus acompañantes fueron heridos. Conmoción y desconcierto por el ataque.

Como si se tratara de un crimen político propio de los años setenta, al cantautor argentino Facundo Cabral, de 74 años, lo emboscaron cuando iba rumbo al aeropuerto de la capital de Guatemala, luego de haber ofrecido dos conciertos. El vehículo en el que viajaba recibió al menos 25 impactos de bala. El ataque ocurrió en el Boulevard Liberación, y los autores del crimen utilizaron fusiles ametralladoras. Alvaro Colom, presidente de Guatemala, expresó su “consternación” por lo sucedido. El mandatario llamó a manejar el tema con “prudencia” y pidió tanto a la oposición en su país como a los gobiernos del continente “que nos unamos para encontrar la verdad y capturar a los criminales”. Está prácticamente descartado el móvil del robo y todo hace pensar que fueron directamente a matar a Cabral o al productor nicaragüense Henry Fariñas, quien lo había contratado para actuar en Managua y que viajaba en el asiento trasero de la camioneta. Fariñas sufrió heridas de gravedad. “Estamos repudiando un crimen que está causado terror (...) y no dejo de pensar que fue asesinado por sus ideales”, dijo la Premio Nobel de la Paz y líder indígena guatemalteca, Rigoberta Menchú. Lo adjudicó a la “derecha fascista”.

La Cancillería argentina informó ayer que el gobierno de Guatemala le remitió una carta en la que envió “las más sinceras condolencias” al país por el asesinato de Facundo Cabral. “Tanto el Ministerio Público como los equipos de investigación criminal están realizando las pesquisas correspondientes a fin de dar con los responsables de tan atroz crimen, para que sean castigados con todo el rigor de la ley”, señaló la misiva.

El gobierno de Guatemala repudió “este cobarde hecho que enluta a toda Latinoamérica, en particular al noble pueblo argentino”. El canciller Héctor Timerman se comunicó con familiares del artista para dar su pésame.

El embajador de Estados Unidos en Guatemala, Stephen McFarlan, ofreció ayuda para esclarecer el crimen, que fue condenado por los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez; de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Ecuador, Rafael Correa, entre otros dirigentes políticos, artistas e intelectuales de América latina (ver aparte). “Si el gobierno de Guatemala quiere que los apoyemos (en la investigación) sería muy posible”, hizo saber el embajador McFarlan en la escena del crimen. Guatemala tiene una de las mayores tasas de homicidios del planeta, unos 50 asesinatos por año cada 100.000 habitantes. El índice que sextuplica la media mundial. La violencia es atribuida a las “maras”, las pandillas urbanas, a los carteles de la droga y a los grupos paramilitares.

“Estábamos yendo al aeropuerto para (viajar a) Nicaragua. No sé nada más y no sé qué ocurrió, pero es de lamentar y es aterrador”, dijo David Llanos, el representante de Facundo Cabral, quien conducía el vehículo y resultó con heridas de menor consideración. Cabral ocupaba el asiento al lado del conductor. La camioneta, una Land Rover blanca, quedó cruzada en la avenida que conduce al aeropuerto y mostraba numerosos impactos. La zona fue acordonada por la Policía, lo que no impidió que se congregaran centenares de personas con pancartas pidiendo por la paz. El ministro de Gobierno guatemalteco Carlos Menocal confirmó que hay dos personas heridas y precisó que los atacantes utilizaron ametralladoras del tipo Kalashnikov AK-47 y descartó la idea inicial del robo. A última hora se fortalecía la idea de que fue un ataque contra el empresario Fariñas. Los restos del músico podrían ser repatriados a Buenos Aires “en dos o tres días”, según el cónsul argentino en Guatemala, Enrique Vaca.

La ONU recordó que Cabral había sido nombrado Mensajero Mundial por la Paz por la Unesco.
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-171911-2011-07-10.html

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