martes, 31 de enero de 2012

PRESIDENTE Y PRESIDENTA



Desde que la Dra. Cristina Fernández asumió en su cargo, se ha venido debatiendo, en algunos sectores de la sociedad, el uso correcto o incorrecto de la palabra presidenta con la que ella se autodenomina.

Los detractores de este "neologismo" argumentan que el sufijo "ente", que se agrega a la raíz de la palabra para añadirle significado: en este caso "ocupación u oficio", es invariable en cuanto al género. Por lo tanto, dicen, no corresponde la terminación "enta" porque no existe.

Hasta aquí se está hablando de la Lengua (o idioma) que es inamovible y contiene una serie de normas.

Pero el uso del lenguaje es mucho más complejo. Una cosa es la normativa y otra el uso que los hablantes hacemos del idioma, o sea el HABLA. El habla es un elemento vivo, en permanente cambio, que fluctúa según las necesidades que van surgiendo por el avance de la tecnología o los cambios sociales.

El profesor Agenor González Valencia, en la página web El espacio latino.com admite que en la actualidad se ha creado una forma femenina en -a (presidenta).

Lo que no explica el mencionado docente es la razón -NO ARBITRARIA- de la creación de esta palabra y que está relacionado con los cambios socioculturales.

Hasta hace pocos años era impensable que una mujer estuviera al mando del Poder Ejecutivo, sencillamente porque ese era un lugar reservado a los hombres. Por lo tanto, la palabra presidenta era innecesaria ya que no existía el cargo que nombraba. Pero los tiempos cambiaron y hoy existe el cargo ejercido por varias mujeres en distintos países latinoamericanos, por lo cual no resulta desatinado que se las llame PRESIDENTAS. Hacemos extensiva esta explicación para otros cargos que recientemente comenzaron a ejercer las mujeres.

Es que nuestro idioma y muchos hablantes son tan machistas que no quieren ni pueden admitir los cambios.

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