miércoles, 8 de febrero de 2012

FEMICIDIO



FEMICIDIO
Triste nací sin que me diera cuenta
con el estigma de ser matricida
mi vida no fue buena, fue violenta
nací para ser carne reprimida.
Pero no fue mi carne solamente
la víctima de tanta felonía.
Mi corazón, mi espíritu, mi mente
también pena de suerte sufrirían.
Sí, la suerte fue esquiva a mi destino
todo lo que logré, toda la gloria
se perdió entre las curvas del camino
que me llevó al infierno sin memoria.
No fui amada por quien correspondía
con gritos y abandonos fui ultrajada
vagabundeé sin brújulas ni guía
me regalé, aborté, quedé sin nada.
Mentí de mil maneras aberrantes
me engañé sin pudor y sin espanto
sucumbí frente a sórdidos farsantes
a los que no importó dañarme tanto.
Construí mi refugio en la montaña
allá, con mis cachorros, fui a ocultarme
pero la venenosa telaraña
otra vez, con vileza, fue a atraparme.
Nada sirvió. Nadie cuidó mi vida;
armaron semejante batahola
que aunque quise escapar del homicida
morí en sus manos, pero morí sola.
©Olga Liliana Reinoso

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