sábado, 11 de febrero de 2012

La Justicia y la verdad

EN ESTE MUNDO TRAIDOR
©Olga Liliana Reinoso

¿Recuerdan esos versitos? En este mundo traidor/nada es verdad ni es mentira/todo es según el color/ del cristal con que se mira.
Eso me lleva a pensar que la verdad absoluta es relativa, porque según desde qué óptica se mire, varía. Y también pienso en aquellos paladines del sincericidio que enarbolan su punto de vista como la única e irrebatible verdad. O los tendenciosos, que resaltan una parte de la verdad para favorecer intereses de algún sector. Es decir, según la manera en que elijamos decir las cosas, inclinaremos la balanza hacia la derecha o hacia la izquierda.
Ahora, por ejemplo, cuando se trata de terceros que narran la historia protagonizada por otros, me parece que la imparcialidad debería ser la regla aunque también sería preciso seleccionar ciertos detalles y decidir si vale la pena contarlos o no, porque pueden ser tomados por alguna de las partes para ejercer su poderío sobre la otra. Estamos hablando de ser ecuánimes, de ser justos, en un país donde no abunda la justicia o al menos, la que llamamos justicia independiente que, se supone, es aquella a la que deben aspirar quienes la ejercen. Pero qué dificil tarea, precisamente, ésta de ser jueces de los propios pares porque así deben considerarse a todos los miembros del género humano ¿verdad?
Si todos los seres humanos nacimos iguales, si las democracias en el mundo tienden a ofrecer igualdad de oportunidades a todos, qué cualidades deberá tener una persona para ser elegida y nombrada juez: demostrar su bonhomía, su integridad moral, su ecuanimidad, su incorruptibilidad, su libertad de criterio y un altruísmo fuera de serie que lo lleve a priorizar la claridad de los hechos y favorecer a los más débiles contra los poderosos. ¿Es pedir demasiado? ¿Es una utopía? ¿La realidad demuestra lo contrario? ¡Caramba! Entonces, estamos en problemas. Estamos a merced de la arbitrariedad. Y eso es muy peligroso. Por eso la justicia tiene los ojos vendados, para no dejarse influir por las imágenes, para no conocer si el que tiene enfrente es amigo o enemigo. Pero...me contaron que eso es una antigüedad, que actualmente la justicia se operó con láser y usa anteojos de contacto para ver mejor y no dar puntada sin nudo. Rumores... murmuraciones... Seguro que no es cierto.






EN ESTE MUNDO TRAIDOR
©Olga Liliana Reinoso

¿Recuerdan esos versitos? En este mundo traidor/nada es verdad ni es mentira/todo es según el color/ del cristal con que se mira.
Eso me lleva a pensar que la verdad absoluta es relativa, porque según desde qué óptica se mire, varía. Y también pienso en aquellos paladines del sincericidio que enarbolan su punto de vista como la única e irrebatible verdad. O los tendenciosos, que resaltan una parte de la verdad para favorecer intereses de algún sector. Es decir, según la manera en que elijamos decir las cosas, inclinaremos la balanza hacia la derecha o hacia la izquierda.
Ahora, por ejemplo, cuando se trata de terceros que narran la historia protagonizada por otros, me parece que la imparcialidad debería ser la regla aunque también sería preciso seleccionar ciertos detalles y decidir si vale la pena contarlos o no, porque pueden ser tomados por alguna de las partes para ejercer su poderío sobre la otra. Estamos hablando de ser ecuánimes, de ser justos, en un país donde no abunda la justicia o al menos, la que llamamos justicia independiente que, se supone, es aquella a la que deben aspirar quienes la ejercen. Pero qué dificil tarea, precisamente, ésta de ser jueces de los propios pares porque así deben considerarse a todos los miembros del género humano ¿verdad?
Si todos los seres humanos nacimos iguales, si las democracias en el mundo tienden a ofrecer igualdad de oportunidades a todos, qué cualidades deberá tener una persona para ser elegida y nombrada juez: demostrar su bonhomía, su integridad moral, su ecuanimidad, su incorruptibilidad, su libertad de criterio y un altruísmo fuera de serie que lo lleve a priorizar la claridad de los hechos y favorecer a los más débiles contra los poderosos. ¿Es pedir demasiado? ¿Es una utopía? ¿La realidad demuestra lo contrario? ¡Caramba! Entonces, estamos en problemas. Estamos a merced de la arbitrariedad. Y eso es muy peligroso. Por eso la justicia tiene los ojos vendados, para no dejarse influir por las imágenes, para no conocer si el que tiene enfrente es amigo o enemigo. Pero...me contaron que eso es una antigüedad, que actualmente la justicia se operó con láser y usa anteojos de contacto para ver mejor y no dar puntada sin nudo. Rumores... murmuraciones... Seguro que no es cierto.

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