Mi boca es puro oleaje sobre tu cuerpo de cristal.
Más que besar, recorre el universo hasta el apocalipsis de tus pies.
Arde el volcán
en un silencio revolucionario.
No es posible amar tanto una centella.
No es posible sentir la mordedura del infierno justo en el punto G del alma.
Soy correntada, piedra lujuriosa, me bebo a lo vampiro cada gota.
Somos un manantial de yerbabuena, somos lavanda, ceibos y jazmines.
Amos de una penumbra delictiva.
Descubro que te amo de una manera indescifrable,
abocada, frutal, vino de vida.
Te bebo una vez más, a puro trago
y renazco nimbada de niñez.
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Bienvenida. Te deseo mucha suerte.