Quizá parezca una contradicción, quizá lo sea. Me importa un rábano. Porque yo no lo creo así: hablar del premio nobel de la paz y acto seguido transcribir textos del subcomandante Marcos, para algunos un terrorista, un ilegal. A mí me gustan sus textos, me parecen bellos y creativos, me parece genial que un guerrillero tenga la sensibilidad necesaria como para escribir literatura. También el Che escribía, aunque mi admirado (¡otra contradicción!) escritor colombiano Héctor Abad Faciolince lo catalogue de mediocre escritor al Che.
En fin, que cada quien se haga cargo de lo que dice o piensa. Yo aplaudo a las tres mujeres premiadas por la academia sueca que nunca premió a Borges (amado y admirado por siempre y para siempre: no me une a él el espanto, reverencio su genialidad). Y las aplaudo sobre todo porque son mujeres.
Me encanta el subcomandante y sus textos. Adoro al Che que tuvo los cojones de jugarse por un ideal y aborrezco a los que lo consideran asesino como si San Martín, Belgrano y otros hombres que también admiro y respeto no hubieran matado en la lucha por la independencia de nuestro país. A Abad Faciolince lo descubrí por un artículo imperdible "Elogio de la mujer brava". Rechazo en todos ellos lo que tengan de machistas.
Cualquiera podría decir que estoy emulando el juego de palabras de Siempre y Nunca contra A veces. Ay, "si los que hablan mal de mí supieran lo que pienso de ellos, hablarían peor." (no sé quién lo dijo, pero compro).
DECLARACION DE PRINCIPIOS
Es necesaria
cierta dosis de ternura
para comenzar a andar
con tanto en contra
para despertar
con tanta noche encima.
Es necesaria
cierta dosis de ternura
para adivinar,
en esta oscuridad;
un pedacito de luz
para hacer el deber
y la verguenza una orden.
Es necesaria
cierta dosis de ternura
para quitar de en medio
a tanto hijo de puta
que anda por ahí.
Pero a veces no basta
con una dosis de ternura
y es necesario agregar
una cierta dosis de plomo
Subcomandante Marcos
Como si llegaran a buen puerto mis ansias,
como si hubiera donde hacerse fuerte,
como si hubiera por fin destino para mis pasos,
como si encontrara mi verdad primera,
como traerse al hoy cada mañana,
como un suspiro profundo y quedo,
como un dolor de muelas aliviado,
como lo imposible por fin hecho,
como si alguien de veras me quisiera,
como si al fin un buen poema me saliera…
una oración.
Como si la arena cantara en el desierto
los cantos de sirena del mar Muerto,
como si para crecer sobraran las escaleras,
como si escribiera un ciego un libro abierto.
Ven a poblar el zócalo de ojos,
siembra de migas de pan caliente
mis canas de alcanfor adolescente.
Ponle al sordo voz y alas al cojo,
bendice nuestro arroz, nuestro minuto,
como si no fuéramos cómplices del luto…
del corazón.
Título: Como un dolor de muelas
Año: 2002
Letra: Joaquín Sabina, Pancho Varona y Subcomandante Marcos
Música: Pancho Varona
Disco: Dímelo en la Calle (2002)
miércoles 7 de septiembre de 2011Siempre y nunca contra a veces de Subcomandante Marcos
Siempre y nunca contra a veces
Subcomandante Marcos
Este texto forma parte del libro “Los otros cuentos” Relatos del Subcomandante Marcos, Editado en el año 2008 por Red solidaria con Chiapas Buenos Aires, como un hermoso libro –Cd donde distintas personalidades del arte y la cultura leen diversos cuentos del Sub.
Así leen Nora Cortiñas, Madres de Plaza de mayo, Manuel Callau, Actor, León Gieco, Músico, Julieta Diaz, Actriz, Daniel Viglietti, Músico, Liliana Daunes, Comunicadora, Eduardo Galeano, Escritor, Daniel Fanego, Actor, Gastón Pauls , Actor, Eduardo Nachman de HIJOS, Juan Palomino, Actor y Alba Lanzolloto de Abuelas de Plaza de mayo. Se imprimió en Artes Gráficas Chilavert, empresa recuperada y autogestionada por sus trabajadores.
Había una vez dos veces. Una se llamaba una vez y la otra se llamaba otra vez.
Una y otra vez formaban la familia A veces, que vivía y comía de vez en vez.
Los grandes imperios dominantes eran siempre y nunca que, como es evidente, odiaban a muerte a la familia A veces.
Ni siempre ni nunca toleraban que los A veces existieran.
Siempre no podía permitir que una vez viviera en su reino porque entonces siempre dejaba de serlo porque si ya hay una vez entonces ya no hay siempre.
Nunca tampoco podía permitir que otra vez apareciera otra vez en su reino porque nunca no puede vivir con una vez ni menos si esa vez es otra vez.
Pero una vez y otra vez se la pasaban molestando una y otra vez a siempre y a nunca. Y así fue hasta que siempre las dejó en paz para siempre y nunca nunca las volvió a molestar.
Y una vez y otra vez se la pasaron jugando una y otra vez.
“¿Qué me ves?" preguntaba una vez, y otra vez contestaba: “¿Pues qué no ves?"
Y así se la pasan felices de vez en vez, ya ves. Y siempre fueron una y otra vez y nunca dejaron de ser A veces. Tan, tan.
Moraleja 1: A veces es muy difícil distinguir entre una vez y otra vez.
Moraleja 2: Nunca hay que decir siempre (bueno, a veces sí).
Moraleja 3: Los “siempres” y los “nuncas” los imponen los de arriba, pero abajo aparecen “los molestos” una y otra vez que, a veces, es otra forma de decir “los diferentes” o de vez en vez, “los rebeldes”.
Moraleja 4: Nunca vuelvo a escribir un cuento como éste, y yo siempre cumplo lo que digo (bueno, a veces no).
Es necesaria
cierta dosis de ternura
para comenzar a andar
con tanto en contra
para despertar
con tanta noche encima.
Es necesaria
cierta dosis de ternura
para adivinar,
en esta oscuridad;
un pedacito de luz
para hacer el deber
y la verguenza una orden.
Es necesaria
cierta dosis de ternura
para quitar de en medio
a tanto hijo de puta
que anda por ahí.
Pero a veces no basta
con una dosis de ternura
y es necesario agregar
una cierta dosis de plomo
Subcomandante Marcos
Como si llegaran a buen puerto mis ansias,
como si hubiera donde hacerse fuerte,
como si hubiera por fin destino para mis pasos,
como si encontrara mi verdad primera,
como traerse al hoy cada mañana,
como un suspiro profundo y quedo,
como un dolor de muelas aliviado,
como lo imposible por fin hecho,
como si alguien de veras me quisiera,
como si al fin un buen poema me saliera…
una oración.
Como si la arena cantara en el desierto
los cantos de sirena del mar Muerto,
como si para crecer sobraran las escaleras,
como si escribiera un ciego un libro abierto.
Ven a poblar el zócalo de ojos,
siembra de migas de pan caliente
mis canas de alcanfor adolescente.
Ponle al sordo voz y alas al cojo,
bendice nuestro arroz, nuestro minuto,
como si no fuéramos cómplices del luto…
del corazón.
Título: Como un dolor de muelas
Año: 2002
Letra: Joaquín Sabina, Pancho Varona y Subcomandante Marcos
Música: Pancho Varona
Disco: Dímelo en la Calle (2002)
miércoles 7 de septiembre de 2011Siempre y nunca contra a veces de Subcomandante Marcos
Siempre y nunca contra a veces
Subcomandante Marcos
Este texto forma parte del libro “Los otros cuentos” Relatos del Subcomandante Marcos, Editado en el año 2008 por Red solidaria con Chiapas Buenos Aires, como un hermoso libro –Cd donde distintas personalidades del arte y la cultura leen diversos cuentos del Sub.
Así leen Nora Cortiñas, Madres de Plaza de mayo, Manuel Callau, Actor, León Gieco, Músico, Julieta Diaz, Actriz, Daniel Viglietti, Músico, Liliana Daunes, Comunicadora, Eduardo Galeano, Escritor, Daniel Fanego, Actor, Gastón Pauls , Actor, Eduardo Nachman de HIJOS, Juan Palomino, Actor y Alba Lanzolloto de Abuelas de Plaza de mayo. Se imprimió en Artes Gráficas Chilavert, empresa recuperada y autogestionada por sus trabajadores.
Había una vez dos veces. Una se llamaba una vez y la otra se llamaba otra vez.
Una y otra vez formaban la familia A veces, que vivía y comía de vez en vez.
Los grandes imperios dominantes eran siempre y nunca que, como es evidente, odiaban a muerte a la familia A veces.
Ni siempre ni nunca toleraban que los A veces existieran.
Siempre no podía permitir que una vez viviera en su reino porque entonces siempre dejaba de serlo porque si ya hay una vez entonces ya no hay siempre.
Nunca tampoco podía permitir que otra vez apareciera otra vez en su reino porque nunca no puede vivir con una vez ni menos si esa vez es otra vez.
Pero una vez y otra vez se la pasaban molestando una y otra vez a siempre y a nunca. Y así fue hasta que siempre las dejó en paz para siempre y nunca nunca las volvió a molestar.
Y una vez y otra vez se la pasaron jugando una y otra vez.
“¿Qué me ves?" preguntaba una vez, y otra vez contestaba: “¿Pues qué no ves?"
Y así se la pasan felices de vez en vez, ya ves. Y siempre fueron una y otra vez y nunca dejaron de ser A veces. Tan, tan.
Moraleja 1: A veces es muy difícil distinguir entre una vez y otra vez.
Moraleja 2: Nunca hay que decir siempre (bueno, a veces sí).
Moraleja 3: Los “siempres” y los “nuncas” los imponen los de arriba, pero abajo aparecen “los molestos” una y otra vez que, a veces, es otra forma de decir “los diferentes” o de vez en vez, “los rebeldes”.
Moraleja 4: Nunca vuelvo a escribir un cuento como éste, y yo siempre cumplo lo que digo (bueno, a veces no).
Me enamora profundamente el corazón de este guerrero, me cuesta creer que en el mundo exista una ternura tan profunda, que pueda expresarse en palabras,actos y gestos; y que la sabiduría lo desborde tanto, que pueda llegar a los rincones más remotos del planeta.
ResponderEliminarSi pudiera con estas palabras me fundiria en un abrazo hata tocar su alma.
Sentimos muy parecido. Gracias.
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