La
poesía no es una niña cauta
de
pasos recatados.
No
es un día de otoño
ni
un discurso vacío.
La
poesía no es trampa
fraguada
en los despachos.
Pero
es revolución
y
alborota la sangre.
Porque
es vida y transita
las
regiones ocultas de los despalabrados.
Para
que no haya tregua
para
que no descansen
los
locos hacedores de paz y de justicia.
La
poesía es fusil
detonando
palabras.
Y
debe y puede y quiere
disparar
sin piedad
a
quemarropa
Sobre
tu indiferencia.
Ilustración: Adriana Tobio
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