domingo, 5 de octubre de 2014

EN EL BAR

Tomamos un café
como dos buenos amigos,
pero mis ojos te desnudan.
Una por una van cayendo las prendas
encima del pocillo.
El incendio es inminente.
Bajo los ojos
bajo la luz del cuarto.
Mis manos vuelan libremente
se escapan
encallan en tu piel.
Tomo el último sorbo de café
frío y amargo.
Una bocina me reclama.
Te doy un beso en la mejilla
y lloro. Y lloramos los dos
de tanto amarnos.


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